El Guadalmedina es un río que fue perdiendo la voz en su llegada a la ciudad de Málaga, hasta sólo escucharse, saliendo de su cauce, los partidos de fútbol o vóley que brotan a la tarde o los ladridos jubilosos de los perros recorriendo el cauce seco. El río de la sexta ciudad de España: sencillamente increíble.

Hace unos meses la prensa local preguntaba «¿Quién quiere hacer el proyecto del río Guadalmedina?» para difundir la participación que se obtuvo en el concurso internacional de ideas que se convocó por dicho motivo. El grado de participantes en un concurso es directamente proporcional a la credibilidad del mismo, lo que recae en la calidad de las bases y en la cualificación del jurado, donde primen criterios técnicos sobre criterios políticos. Sólo se inscribieron 38 equipos, de los cuales sólo 16 han llegado a la presentación de propuestas; de ellas 8 son malagueños, el resto no sale de los pirineos, transformando de facto esta iniciativa en un concurso nacional de ideas, ante el triste desinterés mostrado por los profesionales restoeuropeos del sector.

Estoy convencido de que el proyecto del río Guadalmedina, lo queremos hacer entre todos; porque sabemos que la integración de su cauce en la ciudad es fundamental para el progreso urbano de ambos lados de la frontera interna producida, a la que lamentablemente, nos hemos acostumbrado. Todos somos conscientes de que será la operación urbanística más importante que pueda realizarse durante el siglo XXI en la ciudad histórica. Málaga tiene unos mil cuatrocientos arquitectos con ideas y más tiempo que nunca para desarrollarlas.

Sin embargo, la bajísima participación, con admirables excepciones de cariño local y mecenazgo profesional, manifiesta la incredulidad generalizada por unas bases, cuyas condiciones de participación han fomentado el silencio. Una complejidad interdisciplinar exigida poco comprensible en un concurso de ideas, que no implica la realización de la propuesta ganadora. Gilles Deleuze nos habla de las «Sociedades de Control» cuya intensa supervisión cruzada reduce el mundo de lo posible, por miedo a perder el dominio de los procesos. Me entero que hoy es el día mundial del agua. Y echo de menos que, junto a las ideas, fluyera más en nuestro río.