La noche de autos nos dejó imágenes irrepetibles. Veamos. Griñán fue más Pepe que nunca, Arenas, con rictus y cara de cristo crucificado, sorbía el hisopo de hiel y vinagre, menos campeón que nunca, mientras que aquí en Málaga, Esperanza Oña, tocada de fular pastel, parecía la Esperanza dolorosa, con cara alargada y ojos vidriosos, transida de dolor, mientras que Elías Bendodo daba cabezazos en su particular Muro de las Lamentaciones. Y a todo esto, bajando del Sinaí, Abraham Valderas y Moisés Sánchez Gordillo, con las tablas de los diez mandamientos a cumplir si Griñán quiere gobernar y ser redentor del sacrificado pueblo andaluz.

A Arenas le queda un calvario, dentro y fuera de su partido. Pero conociendo de su empecinada y guerrera actitud habrá que decirle que no hay quinto malo. El ruedo andaluz, campeón, te espera de nuevo. Y seguirá llevando de monosabio a un político no suficientemente valorado de nombre Antonio Sanz, dispuesto a alargar, con la colaboración de la justicia y los mil topos que circulan por las cloacas de la corrupción, el caso de los ERE hasta el año 2016. ¡Qué arte ¡ Arenas como Sanz seguirán contando con la cuadrilla mediática de la derecha que no deja de rasgarse las vestiduras porque el morlaco se devolvió al corral vivito y coleando. Esta prensa, alguna emisora anclada en el franquismo y las «tedetés» brabuconas e insultonas hasta la náusea, le han dado un poco de cuartelillo a Javier Arenas, pero no creo que les dure mucho; Arenas es un político amortizado, con el beneplácito de Jimena de Cospedal.

Lo bueno está por venir. Escribí en estas mismas páginas, con rapapolvos duros, que en Andalucía era posible una izquierda en el Gobierno. Me tacharon de utópico, de no creer en las encuestas, de no dar pábulo a los mensajes mediáticos, con sobrados articulistas, ansiosos buscadores de un lugar (sillón, poltrona, RTVA, portavocías, etc.) al sol del cambio que propugnaba el eterno campeón, Javier Arenas. No fue así, ganó la izquierda y ahora toca gobernar con claro programa de izquierdas al que le sobra la farfolla demagógica al uso en las campañas electorales. Gobernar por la izquierda debe ser y significar unas políticas justas, solidarias e igualitarias, levantando la bandera del 28 F, el espíritu y camino diseñado para sacar a Andalucía del paro. La crisis exige una mejor gestión, mayor capacidad de generar recursos propios y defender, ante el tsunami de la derecha, las políticas sociales.

Pepe Griñán llamado a formar gobierno tiene varios retos en esta semana de gloria, que no de pasión. Uno, al margen de nombramientos y sillones, fijar y certificar acuerdos con IU, coalición que debe abandonar propuestas fundamentalistas para favorecer mayorías capaces de gobernar sin radicalismos infructuosos. Eso sí, abandonando peligrosas dubitaciones en la gestión social y política. Las políticas neoliberales a las que se vio obligado Zapatero, no valen y menos en esta tierra. Los socialistas, no lo olvidemos, que siguen perdiendo apoyos en las urnas deben propiciar una regeneración, dentro y fuera del partido. Conociendo a Pepe Griñán estoy convencido de que no le temblará el pulso a la hora de trazar el camino en el Partido Socialista y en los puntos clave de la Junta de Andalucía. Habrá tiempo para escribir de ello.

P.D.- (1) Rajoy, impertérrito, ha cumplido con Arenas: presupuestos, mañana. La estrategia de la ocultación de nada le sirvió. Mañana será el llanto y crujir de dientes. Y encima, con Arenas a la intemperie, como en Los lunes al sol.

(2) Ferrer y Herrera, líderes de la UGT y CCOO en Málaga, recibieron ayer el espaldarazo de Méndez y Toxo por su buena gestión de la lucha contra la Reforma Laboral de Merkel. Como a mí tampoco me agrada esta señora, pueden imaginarse lo que haré hoy. Jueves al sol.