Disponer de la llave para la formación de un gobierno puede verse como un privilegio, pero traslada una enorme responsabilidad a quien la tiene en la mano. En Asturias la derecha y la izquierda han empatado en escaños, y la llave la tiene el único diputado obtenido por el partido de Rosa Díez. El uso de esa llave puede ser múltiple, pero descartando una utilización deshonesta, que es incompatible con la actitud mostrada hasta ahora por UPyD y su lideresa, hay básicamente tres: usarlo para dar el poder a la izquierda, usarlo para dar el poder a la derecha, o usarlo para, sea izquierda o derecha quien gobierne, asegurar que lo hará recurriendo a un consenso regional lo más amplio posible sobre las grandes cuestiones, en un momento tan crítico como el actual. Si UPyD fuera capaz de imponer un programa mínimo de cuestiones máximas habría dado un sentido nuevo a la función de un partido.