La ola azul se estrelló contra Despeñaperros, anunció Cayo Lara tras conocerse los resultados de las elecciones. Mientras, Tabucchi sonreía sobre una estrella a la intuición-lógica de Andalucía, que desconfió de la derecha como futura gobernanza. A veces, la vida tiene esos detalles gratos, en contra de pronósticos todólogos, sociólogos, estadísticas, sondeos, periodistas, economistas y medios de comunicación que golpean sin cesar a los más débiles con titulares y propaganda populista que van calando como lluvia fina en ciertos sectores de la ciudadanía. La abstención andaluza ha ganado abrazada a Izquierda Unida que dobla escaños.

A Griñán le han votado mucho más de lo esperado para frenar a un PP que está dejando a Zapatero a la altura de un buen chico, si tenemos en cuenta la avalancha de exabruptos contra los votantes andaluces, que se olieron la ráfaga de más tijeretazo en presupuestos públicos que se estaba reprimiendo Rajoy hasta el 25 de marzo. Y sumado a una contrarreforma laboral que les había expoliado aún más el corazón y el bolsillo. Según una amiga jerezana, a Javier Arenas no se le traga por ese rumbeo de señorito, estilo personaje de Juan Diego en la película Los Santos Inocentes.

La marea azul se estampó en Despeñaperros con la seguidilla de arrogancia y prepotencia de estos salvadores de la patria, acatado con verdadera ira y mal perder. Si antes fue Zapatero el culpable de todos los males, ahora son los andaluces los retrógrados, catetos, incultos y nada modernos, según alguna prensa malévola y políticos del PP. No sé por qué hay que insultar a un pueblo que ha dado a la cultura española nombres como Machado, Lorca, Cernuda, Tomatito, Gades, Pepa Flores, Paco de Lucía o Paco Valladares (no sigo, porque sería inagotable la lista).

Andalucía ha clamado «no a las caenas» y en breve iremos viendo cómo se gesta una política muy distinta a la que se ha administrado en la Comunitat Valenciana, cautiva de la intervención y sin construir verdad, en vez de tanta depuradora, monumentos de Calatrava y museos faraónico. Lo que propone IU es una regeneración democrática y aplicar políticas que vayan favoreciendo a los más humildes, de momento.

A largo plazo, junto al PSOE, habrá que negociar la trasparencia real, el crecimiento en gasto social y una alternativa económica que no excluya el bienestar de la población. Esto, en Extremadura, no fue así, pero mi impresión es que, a medida que vayan bienhaciendo en Andalucía (con el cabreo consiguiente del PP más las imprecaciones) los extremeños de IU tomen nota. No sé si Camps ha invitado a Arenas a darse una vueltecita por Valencia para animarle con la Fórmula 1 y demás eventos.