ada partido de fútbol es un relato cuyos ingredientes -siempre idénticos… se mezclan de manera aleatoria para construir un argumento original. Un partido de fútbol contiene en sí mismo todos los elementos narrativos para construir una historia simultáneamente distinta e igual a las que se escriben cada fin de semana. Si los partidos de fútbol se pudieran vender envueltos en una caja, serían un kit perfecto para el aficionado a los cuentos. La caja contendría dos equipos, claro (a ser posible el Madrid y el Barcelona), dos entrenadores (a ser posible Mourinho y Guardiola), un árbitro (mejor muy polémico), un balón (de cuero) y un número equis de espectadores, algunos de ellos con punteros láser en el bolsillo.

El juego dispondría solo de tres finales: o gana el equipo A, o gana el equipo B, o empatan. Quiere decirse que no hay posibilidad alguna, como sucede en las ficciones literarias, de que la acción conduzca al lector hacia un final inesperado. Aquí no hay finales sorprendentes, salvo que consideremos como tal que el Madrid pierda en su campo o el Barcelona en el suyo. Todo se ajusta, en fin, a una mecánica enormemente simple que alumbra sin embargo relatos de enorme complejidad, capaces de levantar pasiones que ya le gustaría promover a la novela de verdad.

Partido. Todo el que participa en un partido de fútbol, ya sea en calidad de jugador, de árbitro, de juez de línea, de espectador, etc., está implicado emocionalmente en él. Es difícil que alguien se siente frente al televisor para ver un Madrid-Barça con la actitud neutra del que se sienta a ver un telediario. El espectador/lector de un partido de fútbol conoce las reglas y sabe que el resultado final proviene de la mezcla azarosa de los elementos que se ponen en juego cuando el árbitro pita el comienzo.

Durante los 90 minutos de juego, pasará por diferentes estados de ánimo, más intensos cuanto mayor sea la zozobra. Hay minerales que, teniendo idéntica composición, parecen completamente distintos debido al modo en que se relacionan sus componentes. Hay partidos de fútbol que no se parecen en nada, pese a ser idénticos. El fútbol me gusta cada día menos, pero me interesa cada día más.