El antiguo edificio de los cines Astoria y Victoria se ha convertido en una roca abandonada y vacía en pleno Centro de Málaga. Desde que dejara de tener uso en diciembre de 2004, su presencia ha sido un recuerdo de su vieja gloria cinematográfica y su presente de franca decadencia. El edificio es una especie de armazón vacío de materiales de construcción, con una pésima imagen para la que debe ser una de las grandes plazas del Centro.

Es una pena que el Ayuntamiento de Málaga se gastara 20 millones de euros para comprar un inmueble que iba a ser un importante núcleo de actividad cultural y que únicamente es un núcleo de podredumbre y abandono. Pocas veces tanto dinero ha tenido un resultado tan triste. En el caso de Art Natura y Tabacalera se gastaron 24,5 millones para un museo que no existe ni existirá, pero al menos se rehabilitó el edificio y se dispone de espacio para otros usos. En este caso, ni eso.

La suspensión del concurso para la gestión del edificio es una mala noticia. En estos tiempos significa que difícilmente se retomará en los próximos ¿dos? ¿tres años? Si a eso le sumamos la necesaria obra de rehabilitación, en el mejor de los casos nos quedan tres años con ese recordatorio mudo al abandono en plena Merced. En el peor de los casos, un cambio de criterio municipal puede llevar a iniciar todo de nuevo. Más años de planificación y estudios, quizá para nada.