En muchas ocasiones, para convencer a un interlocutor en relación a la imposibilidad de hacer cosas incompatibles a la vez, utilizamos la expresión de que las personas no podemos soplar y respirar a la vez. Aunque se trata de una conclusión constatable y obvia, en el caso de la economía española debemos buscar fórmulas que permitan hacer compatibles premisas que, en principio, son contradictorias.

Para reactivar la economía hay que conjugar una expresión que el presidente de los empresarios españoles nos trasladaba hace meses, hay que frenar con un pie (ajustando el gasto público) y acelerar con el otro (mediante políticas activas generadoras de empleo y riqueza.).

Es fácil hacer propuestas, lo difícil, como casi todo en la vida, es desarrollarlo correctamente. El problema que se encuentra el Gobierno es que, a pesar de que lleva pocos meses, hay muchas prisas para que la economía se reactive de forma inmediata y que, aunque tiene una hoja de ruta bastante clara y coherente, no puede garantizar resultados a corto plazo porque estamos en una carrera de fondo, consecuencia de la herencia recibida. Es necesario que seamos pacientes y conscientes de que la economía no se va a reactivar de modo inmediato y que ahora se están sentando las bases para empezar a levantar cabeza en dos años. Una fecha clave será a comienzos de 2013, cuando se constate si se cumplen las previsiones de deuda y equilibrio presupuestario, y las entidades financieras, en su caso, empiecen a disponer de algo de liquidez para dar créditos a particulares y pequeñas y medianas empresas, que para eso están. No es agradable tomar medidas impopulares (recortes, subidas de impuestos, etc), pero cuando se tiene la percepción de que van encaminadas en un plan global y coherente, es más fácil asumirlas. Lo mismo que es compatible en economía frenar y acelerar, en el ejercicio de la función pública es perfectamente compatible gestionar bien y comunicar mejor.