El diputado socialista malagueño Miguel Ángel Heredia se quedó el otro día solo en el Congreso. Solamente él votó en contra de que los diputados pudieran tener otras actividades remuneradas. Los grupos dieron libertad de voto, mejor dicho, se pusieron de acuerdo (en esto sí) y la votación arrojó un clamoroso resultado a favor de que sus señorías puedan serlo y a la vez tener farmacias o despachos de abogados o trabajar como profesores o como en el caso de Toni Cantó, uno de los más enfadados con Heredia, poder seguir interpretando papeles, si es que alguien le da uno. Hubo abstenciones, pero fue Heredia el único que votó no a la compatibilidad. No se le puede negar que tenga arrestos. Y personalidad.

No es malo que los diputados participen en la vida de la comunidad. Al contrario, es bueno que opinen y escriban y estén en foros, que se placeen por las universidades y hagan vida activa fuera del escaño. Pero lo que ahí se ventilaba era de mayor calado. No que sea incompatible escribir en un diario y que te den un trozo de queso o una empanada, una fruslería, propina o pequeña gratificación sino ser diputado y tener otro sueldaco. Heredia afirma que su partido siempre ha defendido lo de un hombre un cargo. También se lo hemos escuchado a Arenas, pero se ve que lo que prima es un hombre un cargo, sí. Pero dos sueldos. Decir que si un diputado ejerce otra función está quitando puestos de trabajo es demagógico. Tampoco es eso. Pero sí es verdad que no se hace mucha pedagogía sobre lo que ha de ser la política. Un sacerdocio.

En sentido contrario, también tienen su parte de razón los que argumentan que a un profesional se le corta la vida laboral cuatro años y luego tal vez le es difícil retomarla. El Congreso ha dado vía libre a las compatibilidades y no han sido los partidos más conservadores, propicios a que en sus filas haya más empresarios, directivos, etc, los que han defendido esta medida a solas. Han sido todos.

La transcendencia de esta votación es tan poca que seguramente si usted ha tenido la paciencia de llegar hasta este punto del artículo sea por él por el que se haya enterado de tal cosa. La votación se hundió en un marasmo de votaciones en una sesión anodina. A partir de ahora los diputados pueden tener también otras ocupaciones remuneradas. Es un servicio a la patria a tiempo parcial. Es una desprofesionalización teórica y cutre del político. Diputado por la mañana, mecánico por las tardes. Congresista de miércoles y jueves, escritor de fin de semana. En otros países existe un estatuto del Diputado más preciso que en el nuestro, si bien ahora lo que se exige no es un marco teórico de comportamiento del político, sino trasparencia. Es el nuevo e idolatrado mantra. Transparencia. Que sepamos si tienen un trabajo compatible o no. Pero también dónde comen, cuánto ganan y con quién se acuestan. Fiscalización de comportamientos y ganancias, de haberes y estares. Una política vigilada, más bien vigilada inquisitorialmente que puede llevar a desproteger la necesaria intimidad de la toma de decisiones. A derribar la capa que separa la sala de máquinas de la algarabía innecesaria y contaminante. Nos importa más cuánto se gasta en comer un concejal que si tiene la suficiente habilidad y equipaje intelectual para manejar nuestros tributos, asfaltar nuestras calles y organizar un campeonato deportivo.