Presiento que a los empleados públicos nos están tomando el pelo

Ante las palabras del Sr. Valderas respecto a que se va a negociar con los sindicatos los nuevos recortes que vamos a padecer los empleados públicos, sospecho que se trata de un lavado de cara de IU, además de una estratagema para dilatar unas medidas que ya están más que comprometidas con el Gobierno central.

Este partido, que está ahí gracias a la clase trabajadora, como es mi colectivo, afirma de forma lastimera que no hay otro remedio y utiliza el populismo para hacer creer a la ciudadanía que somos los privilegiados de una crisis cuyos únicos culpables son los poderes financieros y políticos que una vez más intentan satisfacer la ambición de los mercados, y contra los cuales no se ha tomado ninguna medida.

Estos durísimos recortes van a afectar en una gran medida a los funcionarios de justicia que sin comerlo ni beberlo nos vemos inmersos en una mala gestión de nuestros gobernantes en Andalucía, que en lugar de recortarse ellos sus prebendas, pretenden imponernos de nuevo unas medidas sangrantes a la par que injustas. Estas re-bajadas salariales van a suponer para los trabajadores de justicia una insoportable pérdida, que en el mejor de los casos va a superar los 1.050 € anuales. Un atropello que muchos funcionarios de justicia no vamos a poder soportar ya que muchas de nuestras familias dependen de nuestros salarios.

Nosotros también tenemos parejas e hijos en paro, estudiando o con trabajos precarios. Lo peor es que todos estos sacrificios no van orientados a la creación de empleo sino todo lo contrario, son exigencias de la gran patronal y la banca que son los que están detrás de los «mercados». Insto a que el gobierno de la Junta se rebele, como prometía en sus mítines, contra esta política de recortes a la clase trabajadora y aplique desde ya esas otras alternativas que anuncia en los medios.

Mari Paz Jurado Zapata Funcionaria de Justicia. Málaga

SOS desde Mali

El Sahel se desangra, tras 3 años de sequía y hambruna agravada por la inestabilidad política que siguió al golpe de Estado en Mali el 22 de marzo.

Millones de personas están en peligro de muerte, pero la comunidad internacional mira a otro lado, como en el caso de Siria.

Los adolescentes y jóvenes de hoy contemplan, inmunizados ya contra tanta barbarie, cómo la injusticia se ha institucionalizado, ha arraigado entre las clases dirigentes. La legalidad, un manto poderoso, justifica un innecesario escudo antimisiles, lo que añadido al costoso rescate de la banca, enerva a millones de familias que no tienen qué llevarse a la boca y acuden a Cáritas.

Mientras, África sigue aguantando el pisotón a lo Kunta Kinte. Militares de EEUU llegaron a Mali hace meses con sus petroleras. Después, el golpe de estado del 22 de marzo, todo por no permitir la negociación de Bamako con los tuareg por el crudo, lo que habría evitado este conflicto. Cientos de miles de desplazados en aquel campo de concentración€.

Quisiera pedir desde aquí, en su nombre, la intervención urgente de la ONU, ACNUR, cascos azules, y cuantas iniciativas supranacionales sean posibles para detener el nuevo holocausto, puesto que la Campaña Urgente de Seguridad Alimentaria apenas puede avanzar por el bloqueo en los transportes. Ban Ki-moon y otros representantes deben acudir allí con celeridad, por imperativo ético y en nombre de la Humanidad.

El pueblo de Mali lo necesita. Su ancestral cultura, su paciente población, necesita nuestro apoyo en el proceso de paz. Sentados en la misma mesa ejército, políticos, y representantes del pueblo y religiosos encontrarán mediante el diálogo la solución al conflicto. Millones de niños inocentes y mayores sacrificados lo necesitan. Intentémoslo.

Julio Tapia Yagües. Presidente de Ayuda Urgente a África. Benalmádena

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