Muchos ven la revuelta minera de Asturias y León como mero anacronismo, resto de un pasado que se resiste a morir. En términos de pura economía puede ser verdad, pero ¿es la realidad sólo economía? La minería del carbón ha sido en todas partes el origen de la industrialización, y la plaza más fuerte y resistente del sindicalismo. Aunque puede que la revuelta manipule argumentos míticos, ¿no hacen igual los pulcros economistas liberales, empeñados, desde hace mucho, en tomar ese fortín para desmantelarlo, y culminar la ofensiva antisindical? Hay beatas en todas las religiones, aunque vistan de Armani. En todo caso, con razón o sin ella, los mineros nunca han estado tan solos como ahora, y habrá quien vea en ello una imagen patética; pero en esa locución suya con el propio pasado de lucha, sin el que las cosas no serían lo que hoy son, hay una grandeza que sólo una mente ciega no verá.