Guadalmedina: olor nauseabundo

Pasaba a la calle Alemania desde Alameda de Colón para cruzar el Guadalmedina, pero antes incluso de poner el pie en calle Alemania, me vino un olor nauseabundo; creí que se trataba de algún alcantarillado, pude comprobar que el hedor lo despedía el río.Estuve a punto de vomitar el desayuno; esto me ocurría a las 9.20 horas días atrás.

Hace algo más de 15 días, leí en un periódico malagueño un artículo sobre el descontento de los vecinos del lugar, la petición del alcalde a la Junta y el Puerto de dragar el Guadalmedina y la opinión de algunos responsables implicados en este asunto; nuestro alcalde se pronunciaba a favor de las quejas vecinales, otras autoridades con competencias en el tema manifestaban que las actuaciones que se demandan superan las mismas pero a pesar de esto se prestan a colaborar en su limpieza; los políticos, por otra parte, que estudiarán el tema en cuestión y también colaborarán... ¡Alucinante!

¿Pero qué es esto? ¿Pagamos a nuestros políticos y responsables para que «colaboren» o lo hacemos para que trabajen? No entiendo nada. Tampoco sé qué obra o actuación hay que llevar a cabo para dar solución a la pestilente zona, pero sí sé que estamos hartos de bonitos diseños que no sirven para nada; sé que hay que salir corriendo si te acercas al río y sé, por último, que cuando nuestros políticos y responsables se pongan a trabajar eficientemente, sólo entonces, dejaremos de oler a mierda.

Julio Retamero Frías. Málaga

El 27 y Selectividad

En el momento de la presente se están celebrando en varias comunidades las pruebas de acceso a la Universidad. La Selectividad. He leído y oído que en lo que respecta a Letras aún se examina a los alumnos con el temario de la Generación del 27. Lo diré sin rodeos. Este temario es fruto de la más absoluta comodidad y desidia de los académicos encargados de elaborar la evaluación. Es una línea recta, muy recta, «recta protocolo». Versionando unos versos del poeta Antonio Gamoneda (no entra en temario) diría que «si nos dicen que sólo hay diez almas en el pueblo/ no sé para qué tanto cementerio». Groso error seguir empecinados en enjaular la «transtemporalidad» de la palabra poética.

Francisco García Castro. Estepona

Las cartas de esta sección deberán ser originales y exclusivas y no excederán de 15 líneas mecanografiadas. Es imprescindible que los textos estén firmados y que en ellos quede constancia del domicilio, teléfono y número del DNI o pasaporte de sus autores. LA OPINIÓN se reserva el derecho de resumir o extractar el contenido de las cartas y de publicar aquellas que crea oportuno. No se devolverán los originales no solicitados, ni se facilitará información postal o telefónica sobre ellos.