Siempre he pensado que la economía es una gran mentira. Y nunca hasta ahora había escuchado hablar de ese tal Riesgo. Ni de su prima. En nuestras nóminas (los que tenemos la suerte de tenerlas), sólo aparecen cifras. En los extractos bancarios, también. Unas veces más altas y otras en rojo. Pero... ¿dónde está realmente el dinero? Ése no se ve. Y menos con las tarjetas de crédito. Todo se compra y se vende pulsando el botón verde del datáfono. El efectivo parece un espectro cuya presencia se intuye y su ausencia da más miedo que cualquier fantasma, vampiro u hombre lobo bajo la luna llena.

Tampoco nadie ha sido capaz de explicarme con claridad qué es el TAE... sólo sé que por ahora llevo pagados más intereses que capital de mi hipoteca. Pero entramos en esa ruleta de la banca por necesaria necesidad, si se me permite la redundancia. Antes de la crisis se cometieron muchos excesos. En los primeros años tras descubrir su existencia (Zapatero tardó un poquito...), no sólo te daban el crédito, sino que te ponían una alfombra roja si tenías un contrato indefinido. Era una garantía. Ya ni con doscientos avales.

¿Para qué sirven los bancos entonces? Deberían prestar billetes y servicio a los ciudadanos, sobre todo cuando se les está inyectando dinero público. Sin embargo, los bancos no dan crédito. Los empresarios tampoco. El grifo se ha cerrado. Las empresas también. Y no sólo eso: cientos de personas son desahuciadas al año por no poder pagar las cuotas de su piso. Desde 2008, la banca ha recortado en Málaga a las familias y negocios 7.000 millones de euros. Hay que reducir la deuda. Qué quieren que les diga... Entiendo el cabreo.

De inconscientes está el mundo lleno. De personas que querían vivir por encima de sus posibilidades, abarcar más de lo que podían, tener un piso, un chalé y un Mercedes en el garaje... Y pagarlo todo a la vez. No era de recibo. Pero es que los bancos, en vez de ser responsables, jaleaban estas operaciones con ventajosas condiciones. Ahora, sin embargo, todo son comisiones, cláusulas abusivas y letra pequeña. E indemnizaciones millonarias para los peores gestores de la historia. Ya ni siquiera te callan la boca con un juego de sartenes... Y encima tenemos que tapar sus agujeros.

¿Alguien se acuerda del calcetín-monedero? ¿Y del colchón-billetero? Según publicó ayer mismo este periódico, las empresas especializadas en cajas fuertes aseguran que sus ventas han aumentado alrededor de un 20% debido a la crisis económica y bancaria. La gente ya no se fía y quiere ser su propio banco. Y sinceramente, a pesar de todo lo anteriormente expuesto, eso es una mala noticia. Cunde la alarma. Según el Banco de España, entre marzo y abril de este año los españoles han retirado de las distintas entidades algo más de 31.000 millones de euros. Crece la desconfianza. Luna llena. El hombre lobo. Susto.