Dicen que es un acto egoísta. Que realmente se hace por ayudarse a uno mismo, por sentirse reconfortado, completo, realizado. Más humano. Y también destacan que el voluntariado es algo que te ayuda más a ti que a las personas a las que prestas tu tiempo y tus conocimientos. Eso es lo que dicen muchos de los voluntarios que participan en los diferentes programas de Málaga Acoge y lo que recogen las diversas entrevistas realizadas al colectivo que aparecen en la web de la entidad. Puede que cueste entenderlo, que cueste creerlo. Que sea difícil de concebir porque la labor que hacen los voluntarios es algo excepcional: El calor, la forma de arropar, de cuidar y alentar a las miles de personas a las que ayudan en su voluntariado es tal, que es difícil comprender sus afirmaciones. Lo es aun más hoy día. La situación actual está haciendo que el tercer sector se debilite a pasos agigantados. (No es ese el problema más grave, sino que son las miles de personas a las que asociaciones, entidades, ONG y demás colectivos ayudan las que realmente están sufriendo las últimas consecuencias, las que se están quedando más solas y abandonadas que nunca). Por eso hoy es más importante que nunca el capital humano.

Si la economía es hoy una quimera, si el dinero parece haber desaparecido de instituciones y empresas, es el momento de demostrar que la sociedad puede suplir esa falta de dinero con energía, ilusión y ganas. Con personas. Por eso, contar con un equipo de voluntarios es sinónimo de riqueza. También de sonrisas, avances, autonomía, mejora y compañía. Algo que, por supuesto, no existe sólo en esta asociación, sino que también en las otras muchas que en Málaga cuentan con un activo de valor incalculable en forma de personas voluntarias. El voluntariado parte de algo que cuesta muchísimo: El tiempo. Ceder tu tiempo a otros es ya un acto que merece una especial gratitud. Pero ver además el ahínco con el que trabajan los voluntarios, el compromiso que demuestran en su labor o cómo se esfuerzan en ese tiempo que ceden gratuitamente, es saber que la sociedad está viva, que aún queda por lo que alegrarse. Y comprobar cómo muchos ofrecen su tiempo libre o incluso sus vacaciones veraniegas a cambio de nada es algo inmenso, algo de lo que todos los voluntarios deben sentirse muy orgullosos. Y más allá de agradecer enormemente la labor de todo el colectivo de voluntariado de Málaga Acoge y el del resto de entidades sociales, sirvan también estas líneas para hacer un llamamiento a todas las personas.

A aquellas que han pensado alguna vez en ser voluntarias y a quienes ni se les ha pasado por la cabeza. Pruébenlo, demuestren de lo que son capaces, póngase en la piel del otro. Es algo enriquecedor. Entonces comprenderán si es realmente un acto egoísta.