Lo puede todo. El dinero pervierte la letra de la ley convirtiéndola en número. El dinero blinda la amoralidad de los paraísos fiscales en plan Comansi (era la marca de los mejores «fuertes» con los que jugamos quienes tuvimos una infancia no virtual, «juguete completo juguete Comansi» decía el anuncio en blanco y negro). El dinero abandona a los cuidadores de la dependencia porque no son rentables para nadie cuando no hay dinero, sólo para la vida de los afectados -rentabilidad vital poco rentable en el mundo del dinero-. Ni siquiera sería rentable ya para el crédito electoral de quienes repartían ese dinero cuando había, ya que han perdido el crédito de los votantes, un valioso crédito que quizá ya no pueda devolverse ni con más dinero.

Con el dinero se enfrentaron algunas de las seis constituciones que han recorrido 200 años de las españas desde la de 1812 (incluida la de 1978 que se conmemora hoy), sobre todo cuando prometían derechos a los ciudadanos en negro sobre sepia que luego el dinero niega a quienes no lo tienen.

El dinero jodió el Perú desde que monedas, pagarés y billetes de colores sustituyeron aquello de los dos sacos de patatas por un pollo llamado Trueque (el intercambio económico, no el pollo, animalito doméstico al que nadie pone nombre como a los perros, las tortugas o los canarios). Almodóvar sí le puso nombre pecuniario a un lagarto. Un bicho verde llamado Dinero en Qué he hecho yo para merecer esto, 1984, la que quizá sea su película más social y genuinamente canalla.

Y aquello del trueque que se convirtió en dinero lo explica bonito Galbraith en ese libro del mismo nombre que el dinero (El dinero, de John Kenneth Galbraith, que en su versión original se publicó como: Money: Whence It Came, Where It Went, El dinero, de dónde vino y adónde se fue).

Y ésa es la pregunta. No de dónde vino, que en el caso de los poderes públicos encargados de su reparto, por ejemplo, sabemos que les vino en gran parte de los bolsillos de los ciudadanos. La pregunta es a dónde se fue. Incluso, para qué sirvió parte de ese tanto dinero. Anteayer las cifras del paro del trimestre colocaban a la provincia de Málaga en el disparadero del disparate económico, y a Andalucía en una de las regiones con más paro de Occidente. De qué han servido tantos dineros gastados para crear puestos de trabajo en los que ganar algo de dinero.

Dónde se fue el dinero que dio el dinero que se jugó al póker empresarial Gerardo Díaz Ferrán, cuya entronización como presidente de la CEOE le valió ser uno de los elegidos de aquel programa estrella «Tengo una pregunta para Usted», en la televisión pública española, desde el que respondió con ademanes de resuelto prócer socioeconómico a los ciudadanos que ocupaban el estudio de Prado del Rey aquella noche. «Hay que trabajar más y ganar menos» le dedicó a uno de ellos. Ahora le piden 30 millones de fianza€, en dinero.