La confusión entre estado y nación es una desdicha de nuestro tiempo. Una nación tiene más de hecho biológico que de hecho político, y la lengua suele ser uno de sus elementos constitutivos. En Europa hay un gran número de naciones, repartidas en un número mucho menor de estados. Es difícil negar que Catalunya sea una nación, como hay otras en España, con claridad un Estado plurinacional. Cuando una nación quiere ser estado, y aquel del que forma parte se mete con su lengua nacional, lo único que consigue es darle más razones para hacerse estado. Un estado plurinacional debe respetar con especial esmero los rasgos de cada nación, para que se sientan cómodas en él. En ese sentido el Ministro Wert es un bombero pirómano. Encima alardea de ser un toro, símbolo patrio de la España castiza. Rajoy debería ir pensando en devolverlo a corrales, antes de que haya una desgracia.