La más que posible candidata a la alcaldía en 2015 por parte del PSOE en Málaga, María Gámez, ha comenzado una campaña para escuchar a los ciudadanos, mal empezamos si se tiene que realizar desde el departamento de marketing de turno una campaña para que un representante del pueblo (no se olviden de esto) se disponga a decirnos que nos va a escuchar, si además tiene que gastarse una ingente cantidad de nuestro dinero (recuerden también que a los partidos los pagamos entre todos) esto es el remate del tomate. Hoy en día la gente se pone de acuerdo para unir sus esfuerzos para crear sistemas operativos (la parte de software básica para que un ordenador o teléfono comience a funcionar) muy fiables, para organizar un banco del tiempo o para crear mercados alternativos de productos con un determinado origen, desde energía verde hasta ropa reciclable. Y todas estas formas de organización funcionan porque tienen sentido como dice Javier Creus en su ultimo artículo y porque tienen sentido común añado yo. La fórmula de los partidos políticos esta desfasada, piensan en términos de discurso y hasta para escuchar, que se supone que implica interactividad con los ciudadanos, usan formas arcaicas de campañas unidireccionales, acabarán escuchando lo que quieran y cuando quieran que no deja de ser una clara contradicción; los partidos, como dice Antonio Gutiérrez-Rubí, prefieren los tópicos a los argumentos y el discurso al diálogo. Málaga, esa ciudad castigada por las eternas peleas entre administraciones y fundamentalmente por la imposibilidad de que nunca vayamos todos a una (metro, auditorio, Astoria, chiringuitos, limpieza, parques, no sigo por espacio...); la sensación es de que la oposición no existe porque no le importamos, tienen su sitio y se conforman, lo mismo que pasa con la inexistente oposición del PP en Andalucía, ni está ni se le espera, todo parecería como un reparto entre los dos grandes partidos, no me chilles en los ayuntamientos y te dejo en paz en San Telmo, sinceramente espero equivocarme. La oposición a un gobierno es tan servicio público como mandar, es más, es cuando más hay que estar con el ciudadano y cuando esas vocaciones de servicio que tienen nuestros políticos más deberían henchirse. ¿Ahora van a escucharnos? Tendremos suerte si tan sólo nos oyen.