Premio Príncipe de Asturias a descubridores del Boson ¿de Dios?, ¿de Higgs? Soy bastante partidario de la primera opción, por varias razones. Una, porque somos tan incapaces de entender lo que es Dios como lo que es un bosón. Dos, por sus dimensiones: el primero (Dios) se supone que es inmensamente grande y el segundo inmensamente pequeño, hasta abolir en ambos casos la idea de tamaño. Tres, por su duración: la eternidad en el primer caso, o un tiempo tan incomprensiblemente reducido, en el segundo, como para abolir también la idea de tiempo. Cuatro, porque fue descubierto casi por casualidad por un modesto científico sin mayores pretensiones, que es lo más parecido a una pastorcita. El hallazgo cenital siempre se resiste al que busca, y se le aparece al que no. Hay, es verdad, la diferencia de que el bosón se ha demostrado que existe, pero, ¿y si resulta que es Dios, así de chiquito?