Hoy acaba todo. Esta tarde, concretamente. Ha sido un año bonito y ya sé que crees que irrepetible. Pero anima esa cara, aunque aún tengas en la boca el amargo regusto europeo que te dejó aquella noche en Alemania. Es normal que sientas lo que sientes, que pienses que no es justo y que no tiene porqué acabarse algo tan bonito y que ahora se va descomponiendo día tras día, hora tras hora, para acabar en nada.

Esta noche, sobre las nueve, se acabará una temporada, unos meses irrepetibles. Los mejores de tu vida, seguro que pensarás. Y llorarás de rabia y de coraje pensando en quién demonios es el responsable (hay uno o dos candidatos) de que el sueño acabe en junio y no tenga continuidad tras un verano que se avecina repleto de mensajes en la noche, vídeos e instantáneas en blanquiazul que viajan a Italia o a Inglaterra y nuevas caras para un día a día que, te temes, no será ni de lejos lo que has vivido últimamente.

Sé que es complicado, porque he pasado por algo parecido y, sin querer servirte de terapeuta de pacotilla ni de enterao de tres al cuarto, voy a decirte algo que seguramente tú ya sabes: quédate con lo bueno. Cambia la rabia que te produce esa línea amarilla fuera de lugar que, como un rayo acababa con tu sueño en un minuto y un lugar para olvidar, por la satisfacción del camino que recorriste para llegar donde llegaste: el sueño de una noche de verano en Atenas, ese viajecito a Bruselas, esa inolvidable escapada a Milán... y el dulce sabor de una copa de Oporto que sé que creías que iba a ser demasiado fuerte para ti. Probablemente no sea hoy, ni esta noche, ni la semana que viene, pero un día te despertarás, y sonreirás pensando en ese año en el que tocaste el cielo con la punta de los dedos, y te quitarás el chandal dispuesto a salir a la calle a buscar o encontrar algo parecido y que creías, allá por el mes de abril, que nunca jamás encontrarías.

Así que disfruta, compañero, esta tarde noche de fiesta en Barcelona, y que la canción más hermosa del mundo no termine con dolor, a pesar de lo que pueda llegar el martes y haz memoria de tantos y tantas que pasaron y que te lo hicieron pasar mal, bien, e incluso regular, porque al final, como yo y como todos, acabarás cantando con una sonrisa Pero qué hermosas eran... Y sobre todo, la primera. La primera en Champions.

fbaudet@epi.es / @ferbaudet