Poco le ha faltado a la Sra. Oña, acompañada de otros parlamentarios andaluces por el PP, para hacerse la foto y tratar de bochornoso el papel de la Junta en el tema de Isofotón. Ella, que siempre gusta pescar en las aguas revueltas de la política, no iba a desperdiciar la ocasión de dispararle a la Junta con la escopeta de Isofotón, aún a riesgo de errar el tiro o, lo que es peor, salga por la culata y le estalle en la cara.

En política algunos piensan que la mejor defensa es un buen ataque. Algo tan antiguo como despreciable, porque en esa lid el tortazo al final lo recibe quien está en medio, en este caso los trabajadores de Isofotón. Por tanto, cuidado, que los «efectos colaterales» pueden ser más dañinos que los originales.

Cuando se cumplen tres años de los nuevos socios, Isofotón anuncia un ERE definitivo de 354 trabajadores y su entrada en concurso de acreedores ante la imposibilidad de conseguir financiación bancaria. Una verdadera tragedia para centenares de familias malagueñas que pasarán a formar parte de esa famélica legión llamada «paro».

Según la Sra. Oña algo no ha salido bien, y por ello pide responsabilidades políticas en forma de dimisión a quienes ocuparon entonces, y ocupa hoy, la representación de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo en Málaga, que, por cierto, no intervienen en el proceso de concesión de ayudas a empresas. Pero conviene recordar lo que históricamente la Junta viene haciendo para garantizar la viabilidad de la empresa y, en consecuencia, el mantenimiento de los puestos de trabajo.

Efectivamente, cuando el grupo Bergé, anterior dueño de la compañía, anunció su intención de abandonarla, la Junta se comprometió ante los representantes de los trabajadores a buscar inversores con proyectos industriales que se hicieran cargo de la misma, así como apoyar la viabilidad de la empresa con los instrumentos financieros disponibles vinculados al mantenimiento del empleo, y dejando claro ante los representantes sindicales que la Junta no sería socio accionista de la compañía, como habían solicitado en varias ocasiones.

En apenas seis meses se materializó la entrada del grupo AFFIRMA y su socio coreano TOP TEC como nuevos accionistas, manteniendo su compromiso de respetar las condiciones exigidas por la Junta. Era junio de 2010, en plena crisis económica, con el grifo de la financiación bancaria cerrado (como aún sigue) y una gran incertidumbre en el futuro. A pesar de todo, la Junta apostó por la empresa concediéndole ayudas dentro de sus competencias y con todas las garantías jurídicas que le permite el marco legal correspondiente. Como a otras muchas empresas malagueñas.

Pero efectivamente: algo no ha salido bien. Las causas serán muchas y seguro que la mayoría escapan a mi conocimiento, pero hay al menos dos sobre las que se puede actuar de manera directa y para las que desde estas páginas solicito el apoyo de la Sra. Oña y su partido:

Una, que el gobierno del Sr. Rajoy reponga los incentivos a las energías renovables que quitó por decreto hace poco más de un año, y con efectos retroactivos, lo que para el Presidente de Aprean (Asociación de Promotores y Productores de Energías Renovables de Andalucía) representa «el mayor palo recibido en la historia del sector» por la pérdida de empleos y la huida de inversores. Algo en lo que también coincide la Comisaria Europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, quien en una entrevista publicada por La Opinión de Málaga el pasado domingo, 28 de abril, decía que «retirar el apoyo a las renovables es un mensaje negativo para los mercados» y que «hay que tener mucho cuidado con decisiones como la de España de retirar los incentivos a las renovables».

Estoy seguro que si el gobierno de Rajoy hace lo contrario de lo hecho hasta ahora en este sector las cosas irán mejor para todas las empresas y, por tanto, también para Isofotón.

Otra, que el gobierno de Rajoy retire esa máquina de destrucción masiva de empleos llamada reforma laboral, que deja manos libres a los empresarios para el despido bajo cualquier pretexto, a un coste muy bajo, y negando la capacidad de intervención de la autoridad laboral. O sea, abandonando a los trabajadores a su suerte.

Resulta cínico, por hipócrita, que quienes hacen estas políticas, las aplican y las defienden, exijan a otros soluciones que ellos impiden con sus leyes. Yo no voy a solicitar la dimisión de los ministros Soria y Báñez porque con ello no se arregla el problema de los trabajadores de Isofotón, pero sí invito a la Sra. Oña y al PP de Málaga a que no miren para otro lado, que no yerren el tiro, que persigan al ladrón y no al policía, que se dirijan al gobierno del Sr. Rajoy y le exijan el cambio de esas políticas. Estoy convencido que ese cambio ayudará a la Junta a solucionar definitivamente el problema. Todavía hay tiempo. Quedamos a la espera.

José Luis Marcos Medina es gerente de la Agencia IDEA en Málaga