Es la pregunta que se hace con razón el semanario alemán «Die Zeit» en relación con la ausencia de auténticos expertos de esa disciplina en los más altos niveles de un Gobierno que trata, sin embargo, de imponer sus recetas económicas al resto de Europa.

La canciller alemana, ya se sabe, es física. Su correligionario y ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, jurista, y el titular de Economía y dirigente del partido liberaldemócrata, Philip Rössler se formó como médico. Sí, ¿dónde están los economistas?

No siempre fue así. Hubo tiempos en los que el ministerio de Economía y Finanzas estaban dirigidos por brillantes profesionales: baste recordar al más tarde canciller cristianodemócrata Ludwig Erhard, padre del llamado «milagro alemán» de la posguerra, al socialdemócrata Karl Schiller, o al hoy nonagenario Helmut Schmidt, que ocupó también con éxito esa cartera antes de llegar a la cancillería federal.

Ahora, sin embargo, son los juristas como Schäuble quienes parecen llevar la voz cantante en el gabinete de Angela Merkel. Pues, como explica «Die Zeit», también lo son algunos estrechos colaboradores del ministro, entre ellos el secretario de Estado para las monedas, los mercados financieros y la Unión Europea, Thomas Steffen.

Éste ocupa un puesto clave al representar al Gobierno de Berlín en los más importantes gremios internacionales y se ocupa, por ejemplo, en Bruselas de los rescates de los países en crisis. Pero no sólo él, sino que también los otros dos secretarios de Estado de ese ministerio estudiaron Derecho.

Algo parecido ocurre con los asesores de Merkel y sobre todo aquél al que parece escuchar más la canciller en asuntos relacionados con Europa, Nikolaus Meyer-Landrut, que es historiador y veterano diplomático.

Una excepción sería, sin embargo, su principal asesor en materia económica, Lars-Hendrik Röller, que si bien es economista, está más especializado en temas de competencia y no en cambio en macroeconomía o mercados financieros.

Al principio de su mandato, la canciller gustaba de rodearse de economistas, entre ellos Jens Weidmann, hoy presidente del Bundesbank alemán y uno de los más críticos con algunas de las decisiones de su colega del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

Hoy, sin embargo, muchos economistas están en la oposición a Merkel y algunos de ellos se han integrado en el nuevo partido derechista «Alternativa para Alemania», que propugna el abandono del euro y rechaza el rescate solidario de los países del Sur.

La pregunta que es lícito hacerse -y que se hace también el semanario alemán- en vista de que parecen ser los juristas y no los economistas quienes marcan el paso en ese país es si esa circunstancia no está pesando demasiado en el modo en el que Berlín ha enfocado hasta ahora la crisis.

En especial, en la que parece una fe ciega en la eficacia de los actos jurídicos, ya sea el pacto fiscal o los acuerdos para las reformas estructurales. Y su insistencia en que hay que premiar a quienes cumplen y castigar a los incumplidores.

Todo ello sin detenerse a examinar las causas sistémicas de los desequilibrios o la imposibilidad de corregir éstos sin ir al fondo del problema.