La petición del líder socialista catalán, Pere Navarro, de una reforma de la Constitución para liquidar el «privilegio» del régimen foral vigente en el País Vasco y Navarra ha acabado por incendiar el debate sobre la financiación autonómica.

Además de poner en pie de guerra a las fuerzas políticas de esas comunidades, salvo el partido de Rosa Díez, sus palabras han topado con el rechazo frontal del PSOE y el disgusto de Alfredo Pérez Rubalcaba. Ferraz ha dejado claro que bajo ningún concepto incluirá en su plan de reforma constitucional esta exigencia del PSC.

La pretensión de poner fin a los conciertos vasco y navarro para construir un sistema de financiación «justo para todos» ahonda la brecha entre el PSOE y el PSC tras el apoyo a la consulta soberanista catalana de un Pere Navarro que recientemente incomodó a Ferraz con su pronunciamiento a favor de la abdicación del Rey.

En las filas socialistas no se duda en achacar este torpedo contra el régimen foral a la entrada en barrena de un PSC que navega entre el federalismo y el soberanismo.

El profundo malestar en el PSOE es poca cosa comparado con la irritación en Euskadi y Navarra, donde las palabras del socialista han sonado como una afrenta de una Cataluña que no duda en amenazar unos derechos que esas comunidades se consideran «históricos».

Ajuria Enea ve un «ataque frontal» a un elemento clave del autogobierno en la exigencia de un partido que en 2010 estaba al frente de la Generalitat y que ahora levanta la voz contra un concierto «discriminatorio» para la financiación de Cataluña. El Ejecutivo foral denuncia que el PSC busca cambios en la Constitución en beneficio de su autonomía.

La amenaza de Pere Navarro llega 48 horas después de que el consejero madrileño de Economía cuestionara abiertamente el régimen foral, que, según los expertos, da hasta un 60 por ciento más de recursos por habitante. Los partidos vascos y navarros echan en cara a Cataluña que los líderes nacionalistas no consideraron en su día interesante adoptar un modelo que permite recaudar los impuestos y luego liquidar con el Estado.

Sin embargo, no olvidan que Jordi Pujol y Miquel Roca lamentaron hace ahora un año que los catalanes no exigieran durante la transición ese modelo de financiación en la transición, algo que en su día les recordó el peneuvista Xabier Arzalluz.