Los tiempos de los políticos no dejan de sorprender. Cuando se cree que ya se ha descifrado el código imprescindible para comprenderlos, alguno pone en marcha su máquina del tiempo y nos deja de nuevo con la boca abierta. Su calendario es, en teoría, igual al del resto de mortales, con sus días de 24 horas (aunque presuman de gozar trabajando 25 o más), sus semanas, meses y años. Sin embargo, su percepción del tiempo es diferente, como lo son sus prioridades e incluso sus urgencias. Y últimamente habría que preguntarse por la capacidad de detener el tiempo y aplazar los temas. Una especialidad que está perfeccionando como nadie el alcalde de Málaga. Lo hizo hace un mes con el tema del metro, con la inestimable colaboración de Griñán, y lo ha vuelto a hacer esta semana con el Consorcio del auditorio de música, condenado a desaparecer por la política recortadora del Gobierno central. Ambos asuntos son espinosos y parecen condenados al fracaso, pero mejor fracasar después del verano que ahora. Éstas me las dejo para septiembre y octubre, parece haber dicho De la Torre. Asignaturas hueso de las que hay que examinarse sin tener apenas esperanzas de aprobar. Pero la realidad y el sentido común apuntan a que los problemas que tienen paralizado tanto el tramo del metro por el Centro de Málaga como el auditorio seguirán ahí en septiembre, en octubre y a saber hasta cuándo. No hay dinero para megaproyectos de cientos de millones de euros y no queda otra que tomar decisiones.

Unos detienen el tiempo y atrasan decisiones y otros lo aceleran y anticipan acontecimientos convirtiendo en prioridad los asuntos de partido. En este caso el protagonista es el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que ayer anunció, poco más de año y medio después de las elecciones, que no repetirá como candidato en 2016. Aún quedan más de dos años para que llegue el día de su relevo, si no hay anticipos imprevistos, pero Griñán ha hecho desaparecer de golpe unos 1.000 días, con sus horas y sus minutos. Si eso no es alterar el ritmo natural del tiempo que alguien me lo explique. Se acabó la legislatura y la gestión política. La maquinaria electoral se pone en marcha en Andalucía y salpica también al PSOE nacional y la prioridad de Rubalcaba y los suyos también será ahora, si no lo era ya, planificar estrategias. La máquina del tiempo política no se detiene.