Me cuentan que BMW tiene patentando el ruido que hacen sus coches al cerrarse. No lo conozco, pero debe de ser muy exclusivo. Un amigo que lo ha escuchado dice que provoca seguridad, como si en lugar de haberte quedado encerrado dentro te hubieras quedado encerrado fuera. Un ruido que cura la claustrofobia, un ruido gracias al que uno cree que ha llegado a casa, cuando en realidad se marcha a la oficina. No el ruido de la tapa del ataúd al cerrarse, no el ruido de la puerta del sótano con ratas, ni el de la puerta del ascensor de acero, no el ruido de la puerta del cuarto oscuro, ni tampoco el de la trampilla del desván con fantasmas. No, no. Un ruido que quizá se parezca al que hace un hueso dislocado al volver a su sitio. Clac, ¡qué alivio! El ruido de los zapatos de mamá en el pasillo, acercándose a darnos un beso de buenas noches. El ruido del centollo al abrirse y mostrarnos sus frutos. El ruido de la manzana cuando recibe el primer mordisco, el ruido de los besos... Le gustaría a uno probar el ruido de la puerta del BMW al cerrarse. Si han logrado registrarlo en un mundo donde no hay ningún respeto para la propiedad intelectual, significa que es un ruido que vale la pena, un ruido que representa a la marca tanto o más que cualquiera de sus imágenes, un ruido poema, en fin. Enhorabuena. Si hubiera que escoger un ruido que representara a la Marca España, desesperada por salir a flote, ¿cuál elegiríamos? ¿Está en ello el ministro Margallo? Para empezar tendríamos que decidir si España es un país de gama alta, como el BMW, o de gama baja. Parecería ridículo poner muchas energías en el asunto del ruido de la puerta cuando el pedal del embrague es duro de pelar. Arreglemos primero esto, logremos un embrague que se hunda a la mínima presión, sin necesidad de que el conductor tenga las piernas de Cristiano Ronaldo. Aunque esto sería lo correcto, tenemos la impresión de que los vendedores de la Marca España están en otra. Es como si no escucharan el ruido de fondo de este país, que es un ruido de desencanto, de cabreo, de indignación, de miedo. Éste es el ruido que hace ahora mismo la puerta de España al cerrarse. El de la tapa del ataúd. Eso no tiene salida comercial ninguna. Miren de arreglarlo.