Ocho días ocho que serán lidiados con sus nueve noches. Ayer empezaron esas nueve noches y hoy esos ocho días que a jóvenes y visitantes sabrán a poco, pero que a nosotros (los de entonces, que ya no somos los mismos, querido Neruda) nos desbordarán con su cara B. Porque todo tiene cara B, no sólo Bárcenas, quien, además de tenerla en B tiene una cara dura muy grande. Pero para muchos la cara B de la Feria malagueña, como esa canción que venía en el disco single como de relleno, al otro lado del hit que nos hacía bailar lento o rápido a quienes tuvimos una adolescencia de vinilo, resulta ya difícil de aguantar. Grupo: Danza Invisible. Canción: ¡A sudar! Letra: -Te haré sudar. Vas a sudar…

A sudar

La magdalena en el agosto de Málaga ni es de Proust ni es una magdalena, dulce que un día de terral acabaría pegándose, como en los chistes habituales de magdalenas chupasangre, al cielo de la boca provocando un episodio poco aconsejable. En Málaga la memoria sensorial, ésa que nos acerca a la infancia, el país en el que todos fuimos paisanos y no catalanistas ni españolistas, ni dadaístas ni «nadaístas», país en el que anduvo enzarzado el medio rondeño Rainer María Rilke aún siendo mayor («La verdadera patria del hombre es la infancia», dejó escrito en alemán en la primera mitad del siglo pasado), esa memoria malagueña nos trae un regusto de feria que poco o nada tiene que ver con la discusión Feria de día-Feria de noche (o mejor dicho, peor, Feria del Centro-Feria del Real), ni con los descamisados que incomodan a quienes van vestidos con sus mejores galas huyendo del roce y del sudor, ni con los comerciantes contra los hosteleros, ni con los peñistas de un bando contra los concejales de otro, etcétera.

Dar gracias

Ese regusto a feria, de cuando habitábamos en Infancia, tiene más que ver con el reconocimiento supremo, íntimo, herido, emocionante y sagrado del esfuerzo, y el gesto de amor que ello suponía, que hacían nuestros padres -sobre todo quienes pertenecían a familias humildes como era la mía- por llevarnos a la feria… Gracias, que quizá no pudimos darle a alguno de ellos o a ninguno desde la madurez luminosa.

15 años

Por lo demás, cuando este año se cumplen 15 de la inauguración del Real en el Cortijo de Torres, la que iba a ser la apuesta definitiva de un lugar definitivo que localizara en el mundo la que había llamado por Pedro Aparicio, la feria del sur de Europa. Y la apuesta la firmó como primera mujer alcalde de esta ciudad Celia Villalobos, quien, mal aconsejada o no, aceptó ser ministra más tarde y dejar a su segundo como alcalde sustituto, luego imbatido en las urnas, y ya veremos si imbatible, desde entonces. En el paseíllo inaugural de aquella extensión con arbolillos asustados y escuálidos por lo que se les venía encima, en aquel agosto de 1998, la alcaldesa iba acompañada por su entonces primer teniente de alcalde Francisco de la Torre, su personalísimo concejal de Cultura Antonio Garrido Moraga y el delegado de Gobierno andaluz Luciano Alonso, quien jamás dejaría de tener algún mando en plaza y que, a pesar de no haber dirigido la RTVA como algunos decían que anhelaba, ascendió a consejero casi sin solución de continuidad y hoy lo es de Cultura.

Menudos inmortales

Mucho ha mejorado aquel Real de hace 15 años, los árboles son ya árboles, aunque las famosas glicinias no terminan de abrazar como serpientes olorosas las estructuras metálicas que se colocaron a tal efecto. Lo que jamás habría imaginado el cortijo de Torres era que tendría que enfrentarse al enemigo en casa. La posible especulación de ese terreno algún día y, sobre todo, la sobredimensión de la ya entonces llamada Feria del Centro, inventada con mimo y casi sin darse cuenta por los comerciantes, que terminaría pareciendo en ocasiones y calles un botellón cualquiera. El negocio desmedido devoró a la delicada cultura del ocio. Pero mientras eso ocurría y el Ayuntamiento intentaba vacunar al Real, en el que se había invertido tanto, contra el impensado adversario, realimentándolo, inventando y reglamentando el límite de horarios en el Centro; mientras eso ocurría y los hosteleros montaban en cólera por la competencia y el trato de favor para ellos «desleal» del Ayuntamiento, quienes fuimos jóvenes en aquellas ferias del Centro confieso que vivimos los mejores roces, y nos bebimos las mejores magdalenas de Proust creyéndonos aún inmortales, y aún poco responsables.

Políticos de Feria

«Como brilla tu cara, quema tu piel, tu cuerpo marea… Ya ves, sudar no es malo ni para una dama, y aún no hemos hablado de sudar en la cama…» Y los políticos sudarán la camiseta del populismo obligado, ya sin los liderazgos de antes. Incluso ya sin ningún liderazgo. Pero vendrán. En un año raro. Con la sintonía del PP sonando sólo por la cara B de un disco rayado; con el eco de los ERE sobre un PSOE andaluz de mudanza, con y sin president@ en la Junta a un tiempo. Y un año más de Feria…Porque hoy es sábado

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