Mano dura con los millonarios

No es la izquierda, ni un Rajoy convertido, sino los miembros del Real Madrid quienes exigen, según un titular de prensa «Mano dura con un plantel de millonarios». Me recuerdan la sátira en que se veía a un futbolista respondiendo al entrenador: «-¿Pero cómo, con los millones que tengo que administrar, quiere usted que me entretenga dando patadas a una pelota?». Los futbolistas «de Primera» no son ya unos deportistas ni patriotas de sus colores; los han convertido en unos mercenarios que se mueven por el dinero y van a donde más les paguen. Y con tanto dinero en el bolsillo tienen que procurar que no se les pierda y apenas pueden pensar en nada más. La culpa principal es, sin duda, de quienes -pagándoles tanto para que eso parezca lo más importante- han convertido el deporte en un espectáculo para distraer hasta el paroxismo más alienante,-parecido al fanatismo de algunas antiguas concepciones religiosas-, a demasiadas personas, que ofuscándose así pretenden escapar, en vez de enfrentarse y resolver, a tiempo y de la mejor manera posible, sus problemas reales.

Diego Mas MasFuengirola

El paciente inglés

La llamada a ser la gran alternativa a los dos grandes partidos tampoco sabe inglés. Eso no es lo grave, sino que parece no importarle demasiado. Se lo confesó hace poco a esa periodista que habla más que sus entrevistados y cuyo objetivo parece desenfocado; hacia su ombligo concretamente.

La rosa que está ganando adeptos en detrimento de la gaviota y de aquella otra de la que se marchó y ahora está marchita, pierde de vista que la importancia de saber inglés tiene mucho que ver con lo que se dice en los corrillos que se forman en las cumbres internacionales.

Es entonces cuando nuestros presidentes deambulan con la mirada perdida sin enterarse de nada. Porque lo previsible es lo que traducen los intérpretes, pero la chicha está en el cuchicheo... y dominar inglés no es que sea imprescindible, es que es lo mínimo que yo exijo a alguien que nos represente a todos. You know what I mean? Pues eso.

Ignacio Caballero BoticaMálaga