¿Acabará teniendo Femen, grupo todavía minúsculo, un papel en el movimiento de liberación de la mujer? Tiene a favor su radicalismo y descaro, pero también su simbología, nombre, internacionalidad, prácticas, una cierta mística y el seductor y minimalista cuerpo de doctrina que parece animarlas. Cuerpo de doctrina, digo: del cuerpo, como vía de la dominación patriarcal, hacen una doctrina, visual, directa, agreste, que se explica por si misma, y cumple su función de ofender al pudor, que es siempre (nadie se engañe en esto) el de los varones, una vieja arma del poder masculino, inoculado astutamente en la mujer. Femen es un aire fresco en el apolillado movimiento feminista, y entra con una violencia cívica saludable en la gran batalla de este tiempo, que es la de la emancipación femenina, el verdadero punto de ruptura de una era. Podría también ser un fuego de artificio, pero no creo.