Aunque el proceso se haya desmesurado, al meter en su saco actos políticos que pueden haber favorecido la eclosión de la bacteria, pero no son la bacteria, parece ya claro que el caso de los ERE es uno de los mayores fraudes de este tiempo. Tal vez la Juez Alaya querría, al principio, instruir el caso de forma normal y mesurada, y tal vez las reacciones frente a esa instrucción la llevaran a tener que optar entre encogerse o dar el salto a la actitud heroica, un gen latente que vive en todos. Una vez asumido el papel heroico -y no hay héroe sin público adorador- es difícil parar. Ahora quizá se sienta incrédula al verse, pero es tarde para desandar el personaje, que ya le puede. Uno con otro, blanco y negro (o rojo) sale un color que merece respeto, pues, aunque al final el globo se quede a la mitad de aire, o a la mitad de la mitad, no lo veríamos si ella no le hubiera echado pulmones.