La verdad es que uno no sabe cuándo es mejor enfrentarse al Real Madrid. Si cuando está que «borda» el juego, peleando en la cabeza de la clasificación y decidiendo los partidos con claridad para que así juegue medio sobrado y entonces puedes pillarlo en una tarde relajada. O cuando, como ahora, no tiene un estilo definido de juego, gana los partidos con ayudas arbitrales (ojo que al Barcelona también lo ayudan, si no que se lo digan al Sevilla), ganando partidos en el descuento, estando a cinco puntos del líder en ocho partidos y con la afición madridista de uñas, que ya no puede ni quiere esperar mas.

Y allí llega el Málaga de Schuster, a ver si pesca en río revuelto, con su forma de jugar que hace que a los rivales les cueste un mundo crearle ocasiones, sobre todo cuando el equipo está enchufado y concentrado. Porque si juegan como contra el Osasuna... nos meten siete. Ancelotti no lo tiene nada claro. Tiene la ventaja de contar con un fenómeno y medio como Ronaldo y otro fenómeno como Isco, que ya le ha salvado dos veces de pinchar, con sus goles y sus pases. Indudablemente será una tarde de reencuentros y de nostalgias. Ver al benalmadense en otro equipo nos llena de recuerdos, de días gloriosos para nuestros colores y de volver a rememorar la enorme temporada pasada del Málaga, viendo jugar a uno de sus buques insignia.

No es el mejor rival, ni el estadio, para resarcirse de la derrota ante los pamplonicas, pero sí de cambiar la imagen del equipo que tanta buena impresión nos causó en los últimos encuentros previos.

Ya lo dijo el míster esta semana: «Tenemos que salir del Bernabéu habiendo dado una gran imagen». Y si a eso podemos sumarle puntos, mejor que mejor. De su parte, el Málaga va a tener a un Madrid demasiado necesitado, a una afición exigente y con poca paciencia, un terreno de juego en perfectas condiciones (La Rosaleda es un patatal) y a unos jugadores mentalizados al máximo para complicarle la vida a los merengues. No va a ser sencillo aguantar a este equipo y la calidad de sus estrellas, pero el Málaga tiene mimbres para demostrar oficio, jugar con descaro y sobre todo hace falta tener esa pizca de suerte en envites de este nivel.

Para varios de los jugadores del Málaga va a ser la primera vez que jueguen en el Santiago Bernabéu. Espero que nos les pese, como decía mi compatriota Jorge Valdano, eso del «miedo escénico». Porque en estadios como éste se fabrican los grandes jugadores y los grandes equipos, en estadios con tanta historia como el madridista. En fin, sólo me queda esperar a esta tarde y gritar con todas mis fuerzas: ¡Hala Málaga!