En esta última época todos los amantes del fútbol se han hecho esta pregunta: ¿eres de Mourinho o de Guardiola? Esta cuestión va más allá de ser seguidor del Madrid o del Barcelona, puesto que siguen preguntándose lo mismo a pesar de que ahora uno entrena en Inglaterra al Chelsea y el otro está en Alemania entrenando al todopoderoso Bayern de Múnich.

Mourinho es ese tipo de persona a la que amas u odias. Le pasa lo mismo en el vestuario, estás con él o contra él (el ejemplo de Casillas es evidente). No hay término medio. Le gusta asumir todo el protagonismo como se puede comprobar viendo cualquiera de sus ruedas de prensa o declaraciones. Sus seguidores dicen que actúa así para quitarle presión a sus jugadores. Es un personaje que vive en la polémica, que se mueve como pez en el agua en la crispación, buscando siempre excusas cuando las cosas no son como quiere él (los árbitros, fallos puntuales de sus estrellas, el proteccionismo de la federación a su eterno rival€). Poca autocrítica y mucho egocentrismo si los éxitos se consiguen. Autodenominarse «The Special One» define perfectamente al personaje.

Todo esto no debe influir nuestra opinión sobre lo gran entrenador que es, puesto que se le contrata para ganar títulos y esto lo ha hecho en todos los equipos en los que ha estado. Es un entrenador al que le gusta más el fútbol destructivo que constructivo, que piensa que el centro del campo es esa zona del terreno de juego en la que se roba el balón, un estratega del fútbol que estudia a sus rivales y que ha sido capaz de ganarle al todopoderoso FC Barcelona en la época más gloriosa de este equipo de ensueño.

Guardiola intenta dar una imagen totalmente contraria. Siempre quiere eludir la polémica y ser muy respetuoso con los equipos rivales o con sus colegas entrenadores (aunque ha criticado a los árbitros cuando se ha visto perjudicado o ha polemizado con entrenadores cuando lo ha considerado oportuno). Es un entrenador que antepone al grupo por encima de la individualidad como demuestran sus polémicas con Eto´o o Ibrahimovic.

Como entrenador ha marcado una época fabulosa con el FC Barcelona. Fiel seguidor de Cruyff, se ha mostrado como un entrenador muy ofensivo, capaz de descubrir jugadores como Busquets o jugar con solo tres defensas. Pero detrás de ese personaje que tanto nos sorprende cuando en su presentación en Múnich es capaz de hablar en alemán, hay algo oscuro que me hace dudar como muestra sus desavenencias con su, hasta hace poco, inseparable compañero Vilanova en este momento tan difícil que vive.

A mi también me han hecho esa pregunta muchas veces y siempre he contestado igual. Yo soy de Del Bosque. Siempre en un segundo plano, es una persona muy humilde que potencia el protagonismo de los jugadores, capaz de reconocer públicamente cuando comete un error y que es capaz de hacer que todos sus jugadores se sientan importantes. Sabe escuchar y analizar lo que le dicen y da la impresión de no haber cambiado ni lo más mínimo su personalidad por tantos éxitos como ha conseguido, primero en el Madrid y ahora con la selección española.

Del Bosque no se siente inferior por copiar el modelo del Barça dándole su propio toque personal. Su principal filosofía es algo tan simple y fundamental como poner a los buenos. Es un gran manejador de grupos humanos que no necesita escribir libros ni le gusta ser foco de atención mediática. Es un hombre de fútbol al que le gusta el fútbol ofensivo y que considera que es en el centro del campo donde se fabrica el buen fútbol.

Nunca entendí cómo el Real Madrid se pudo desprender de un entrenador de la casa como él que fue capaz de ganar dos veces la Copa de Europa y que siempre tuvo presente a la cantera madridista, algo que ahora se pretende recuperar. Es evidente que ese señor que despreciaba la figura del entrenador y que no renovó a alguien tan grande para el madridismo nunca reconocerá ni rectificará aquel gran error. Aunque gracias a ese error hemos podido disfrutar de Del Bosque estos fantásticos años con La Roja.

Lo tengo claro cada vez que alguien me ha hecho esa pregunta y siempre he contestado igual. Yo soy de Del Bosque.

Y tú, ¿de quién eres?