­­­Es para indignarse. Y parecen no enterarse los partidos políticos, de un lado y de otro, a tenor de los hechos y los resultados. Para el que no lo sepa, nunca en la historia fiscal de este país ha existido una subida de impuestos tan brutal por el volumen recaudatorio y en menos tiempo. En estos tiempos todo va en formato comprimido. Cómo no, el garrotazo y tentetieso de los impuestos. Van en 2.0. Tenemos que darles las gracias a todos los gobiernos. Ya sean estatales, autonómicos y locales. De un lado u de otro, de arriba o abajo, de cualquier color o condición. Y no es justo. Ayer mismo una reconocida, valiente y encantadora empresaria malagueña me gesticulaba emocionada (por aquello de que su empresa es su vida, su día a día, el sustento de su querida familia y su futuro) que esto no era de recibo, que hiciésemos algo. Que la situación actual de cualquier pequeño y mediano empresario/a, en materia de impuestos, le hace el día a día prácticamente imposible. Y es que en ocasiones resulta incomprensible. Se podría decir que es surrealista, especialmente por la voracidad para obtener ingresos, sin importar su procedencia. A tanto llega esto de la recaudación que se extendió también a una inusual amnistía fiscal por la que sólo se obtuvo la mitad de la caja prevista. «Todo por la pasta», como decía la película. Y luego nos preguntamos cómo se deshumaniza a pasos agigantados nuestra sociedad. Hace falta pensar y bien hacia adónde vamos, cómo y por qué. Y sobre todo, cómo afecta cualquier ley y disposición al bienestar de nuestros ciudadanos. Ese tipo de preguntas «filosóficas», que en materia de sociedad y economía en los lugares que van bien las cosas forman parte de la base del posterior sistema. Y eso que por lo general los políticos de cabecera (de cualquier orden e ideología) siempre prometen, especialmente en campaña electoral, que no, que no van a subir un chavo los impuestos.

En los últimos dos años y medio hemos vivido la mayor subida de la historia. Casi ná. Un primer hachazo fiscal al IRPF. Con calculadora en mano, la principal fuente de ingresos para la hacienda. También había que subir el IVA. Y así se hizo en dos ocasiones. La situación es para caerse de espaldas, casi una cuarentena de cambios legislativos, a lo que hay que sumar la subida del Impuesto de Sociedades, subidas del Impuesto de Bienes Inmuebles o la renovación del Impuesto de Patrimonio. Subidas abusivas a la actividad diaria productiva de quien se plantee aquello de producir riqueza y empleo, por increíble que parezca. A bares, cafeterías y restaurantes se les suben los impuestos por las terrazas, incluso por los toldos. Por supuesto, también el IBI, cómo no. Y después todos dicen que van a apoyar totalmente a los emprendedores y al desarrollo empresarial. Y se dice desde la tribuna -del que mucho me temo desconoce lo difícil que es pagar una nómina-, pero siguen con barbaridades como la subida del 37% (que parece en el futuro subirá al 45) de costes sociales por nómina. El coste más alto de toda Europa (curiosamente en un país con los sueldos más bajos). Si lo supiesen y sintiesen de verdad, se enfrentarían seguro contra este impuesto que grava y desalienta la contratación. Habría que revisar en el diccionario el significado a-p-o-y-o. Nuestros comerciantes, pequeños empresarios, la tienda de informática o la peluquería, la carnicería o la ingeniería lo agradecerían enormemente y les permitiría sobrevivir más decentemente. Todos estos, por decir nombres, necesitan de verdad ayuda en forma de comprensión y una fiscalidad justa y progresiva. De verdad, que si no hacemos esto, no se podrá crear empleo con este panorama de crecimiento del 0,1.

En fin... Ante la pregunta de ¿hasta cuando la subida de impuestos?... se nos contesta que esta subida de impuestos va a ser excepcional y temporal. Veremos, se admiten apuestas, aunque el año que viene y el otro son electorales, ya saben lo que pasa en esas fechas. Carricoche. Todo promesas. Lo peor de todo esto es que encima no salen las cuentas para paliar el déficit público. Lo que faltaba. No salen y se nos dice que se tiene que recaudar más. Las carnes se abren a todos los que están arriesgando su dinero diariamente para tirar con sus pymes y autónomos. En realidad es muy sencillo, parece que se debe a la caída del PIB, y al alza del fraude y la economía sumergida como consecuencia de la subida de impuestos generalizada. Cada vez hay menos empresas. ¿Pero cómo van a nacer y crecer las empresas con este panorama? Es de traca. De primero de carrera de Económicas. La novedad, y se lo digo desde el conocimiento de causa de los que están en la brecha de las pymes, es que buena parte del tejido productivo no puede aguantar eternamente, por lo que si no solucionan esto eficazmente habrá cada vez menos y menos empresas. También será novedoso que el IRPF ya no da más de sí, porque la reducción de los sueldos de cada trabajador de a pie, propiciada por la reforma laboral que reduce las bases imponibles. Tan sencillo como eso. Pero es lo que hay. Y no hay mucho que hacer, de ahí la indignación de muchos jóvenes empresarios que no dan crédito cuando los números rojos del banco les confiscan de aquí y de allí. Luego gesticulan, sorprendidos e indignados, ¿no es la solución al desempleo y para el futuro la actividad empresarial? Ciudadanos, pymes, consumo económico y la calidad de vida de las familias. Todo va de la mano, y encima lo de la subida del 11% de la tarifa económica. Otras subida más.

La guasa de nuestro país, con esa sonrisa simpática y sufrida ante tanta injusticia, exclama en la calle que «nos van a poner mirando a Soria». Pues eso. A mirar «pa Soria». Es lo que hay, a este paso no vamos a ser empresas españolas, vamos a ser empresas espartanas.

*Javier Noriega es presidente de la Asociación de

Jóvenes Empresarios (AJE) de Málaga