Ya que ha pasado la Nochevieja y hemos agotado en buena parte las fiestas navideñas, ahora nos quedan esos minutos de la basura. Esto es como una eliminatoria de Copa del Rey después de haber perdido por paliza en la ida. Hay poco que hacer y pase lo que pase esperamos a que se acabe esto de una maldita vez. Las fiestas, después del día de Navidad, se convierten en un coñazo supino oye.

Como ya solo quedan los Reyes, habrá que pedir algo para el nuevo año. Más allá de los buenos deseos, la paz y el amor, yo este año les quiero pedir algunas cosa. Son magos, pero no sé si serán capaces de conseguir que el Ayuntamiento deje de joderla continuamente en materia de conservación del patrimonio histórico de la ciudad. Es decir que dejen de inventarse falsas plazas de juderías y preserven lo poquito auténtico que nos va quedando... Vale, no pido imposibles.

Imaginemos, generosamente, que este año que entra el Metro empieza a funcionar y, lo que es más loco todavía, que la gente lo utiliza. Dios, cómo será eso. No quiero ni pensar cuál será el nuevo tema de disputa entre la Junta y el Ayuntamiento. Qué vacío tan grande.

A todo esto, que no se te atragante el turrón, pero ve pensando que en 2015 tenemos elecciones. «Uf, ¡qué lejos queda eso!». Ja. Preparados, listos... Campaña electoral, mucho Málaga funciona, mucho carrilito bici, sostenibilidad, smartcity y año y medio de coñazo. Paco sí o Paco no. Ay, lo que nos queda. Una Semana Santa en año electoral, eso puede ser tremendo, ese alcalde abrazado al farol del Cautivo...

Queridos Reyes Magos, espero que podamos sobrellevar este año lo mejor posible. Dadnos ánimo u opio, algo que nos haga tan felices como el alcalde nos pedía en su discursito de Navidad. Málaga, la ciudad inconscientemente feliz.

*F. J. Cristófol es periodista

@fjcristofol