No reprimamos la dureza hacia nuestros contemporáneos. Un ciudadano no puede presumir de cultura si no ha degustado las tres temporadas de la teleserie danesa The killing, o la teleserie policiaca danesa The bridge, o las tres ediciones de la teleserie política danesa Borgen. La televisión se escribe en danés, un país con menos de seis millones de habitantes que domina la narrativa contemporánea desde la pequeña pantalla. Para los nostálgicos, el germen se halla en el movimiento cinematográfico Dogma.

La oleada de crímenes escandinavos se ha englobado bajo la etiqueta de Nordic noir. Asesinatos en negro sobre la nieve escandinava, salvo que Dinamarca no forma parte de dicha entidad geográfica. Hasta los presuntuosos estadounidenses han tenido que rehacer The bridge, trasladando la frontera entre Suecia y sus vecinos del sur al límite de Estados Unidos con México. La copia francobritánica se titula The tunnel.

Sin embargo, el impacto de The killing o The bridge se mide por las audiencias millonarias que sus episodios de 50 minutos logran en la BBC, pese a que se emiten en versión original subtitulada. El manantial no se seca, según demuestran las tres temporadas de The protectors, centrada en los escoltas de los gobernantes o Unit one, potenciada por la estrella ascendente de Mads Mikkelsen. Suecia puede presumir de las sucesivas reencarnaciones de Kurt Wallander o de las dos entregas mórbidas de Sebastian Bergman.

Con todo, la joya del Nordic noir se aparta de la atmósfera criminal, porque las tres temporadas de la ya clausurada Borgen retratan a la primera ministra danesa, interpretada con tanto brío por Sidse Babett Knudsen que ha puesto en peligro la supremacía de El ala oeste de la Casa Blanca en su sector. Ambas series fueron premonitorias, y también en Borgen se cumple la regla de que las actrices disfrutan de papeles que superan a sus compañeros masculinos. La igualdad en la ficción es una de las claves del éxito danés.

Nunca pensé que escribiría esto pero, conforme las películas se han descerebrado, una parte de la televisión ha crecido en inteligencia y ha ensanchado los límites de la libertad creativa. Claro que esta superación se ha conseguido cuando directores como Scorsese, Soderbergh o Fincher han reducido sus pantallas. La influencia funciona hoy en sentido contrario. Prisioneros, del canadiense Denis Villeneuve con Hugh Jackman en el papel principal, es el primer largometraje comercial que asimila hasta la banda sonora del Nordic noir.