Pues tampoco veo yo mucha diferencia entre la programación antigua y la nueva programación de Intereconomía. Es cierto que el desmoronamiento económico de esta cadena de televisión y sus medios de comunicación acólitos ha provocado ciertos ajustes que pueden llamar la atención en un análisis superficial: se acabó El gato al agua y los demás programas de producción propia, que se ven sustituídos por teletiendas y por reposiciones. ¿Pero seguro que eso es un cambio? ¿Alguien, con la distancia que empieza a dar el tiempo, puede asegurar que todas las emisiones de El gato al agua no fueron la misma repuesta una y otra vez? ¿Un análisis conceptualmente fino de lo que ocurría en la tertulia política intereconómica no concluiría que estábamos ante un programa de teletienda, tan teletienda como los espacios de Galería del Coleccionista o de La Tienda en Casa? Véanlo de esta manera: «¿Cansado de tanta ideología que requiere de estar horas razonando y encima deja preguntas sin resolver? ¿Le irritan las tertulias políticas en donde alguno de los contertulios no opina como usted? ¡Le presentamos el nuevo El gato al agua, la tertulia que tiene la solución definitiva para todos los problemas políticos, sociales y culturales de España con argumentos que entendería una persona decorticada! ¡Una mezcolanza ininteligible de liberalismo económico extremo y nacionalcatolicismo que igual termina con el paro que analiza el cine español! ¡Y con el 100% de los contertulios de acuerdo en todo, Julio Ariza 100% guaranteed!». Desde este punto de vista, Intereconomía fue desde su origen una gigantesca teletienda reponedora. Lo único que ha ocurrido es que antes vendían ideología facha y ahora venden aparatos de cocina, vinos y relojes-que-son-auténticas-joyas-del-diseño-pensadas-para-todo-aquél-que-quiere-dar-a-cada-segundo-la-importancia-que-se-merece. Sólo ha funcionado el libre mercado y la ley de la oferta y la demanda dentro del ramo de la extrema derecha.