En el homenaje medieval, el señor feudal se encomendaba al rey en el castillo de este y se convertía en su vasallo. La visita ad limine que cada cierto tiempo hacen los obispos a Roma tiene otro carácter, pero también un significado de obediencia y sumisión. La visita de los altos mandatarios de Occidente al presidente USA tiene algo de las dos cosas. La ceremonia incluye una reunión de trabajo, pero como es natural allí no se trabaja nada, y lo que cuenta es el acto en sí, su reflejo gráfico y las palabras o gestos amistosos que el emperador dedique al visitante. En los países vasallos muchos critican la pleitesía, pero esos mismos críticos atacan al feudal si no ha pasado por el despacho oval, como si le faltara algo de legitimidad. De hecho Zapatero no fue plenamente reconocido hasta que (estando ya en la cuesta abajo) lo recibió Obama. A Rajoy la unción le llega en mejor hora.