El ministro de Educación y Cultura giró visita a Málaga, que diría un cronista de antaño. Wert vino a almorzar invitado por el Círculo Mercantil y antes de la ensaladilla rusa y los boquerones respondió preguntas de la prensa, que, convocada, se apostó a las puertas del restaurante para que el ministro más polémico de la década les rociara con su verbo. No vienen mucho los ministros a Málaga. La reflexión surgió a raíz de conocer que Wert vendría. No sabemos si no van a ninguna parte, si el propio PP local prefiere que no acudan o si están atados a sus escritorios matritenses y carecen de tiempo para viajar a las periferias. Dijo Wert que no hay que descartar que el auditorio se haga. Es curioso porque es ahora cuando se ha deshecho el consorcio entre administraciones que se había creado para construirlo. El ministro debió pensar que para qué decir que no. Que eso iba a suponer abrirle un flanco al alcalde, inmerso en la guerra del agua y sin tiempo para otras batallitas. Así que dijo que sí, que tal vez se hará, que no hay que descartarlo. Particularmente, y con ganas de errar, el cronista estima que hay tantas posibilidades de que a medio plazo Málaga tenga un auditorio con prestancia como de que se nos aparezca san Francisco de Sales y nos suba el sueldo o nos termine este artículo. También dijo que el museo que se emplazará en La Aduana abrirá con total seguridad en 2015. Tantos años de manifas, gritos, discusiones, presión cívica y política, tanto cambio de gobierno, tantos años para que ahora la apertura la rentabilice este extertuliano que una vez pareciera cabal radiofonista de atinados argumentos sazonados con conocimientos de sociología pero que ha resultado ser contumaz en el error, adicto a la provocación y aficionado a recortar derechos en la Educación. Sin ir más lejos le ha metido un recorte a los Erasmus. Uno de los mejores inventos de la UE han sido las becas erasmus. Los chavales se foguean, se encaman con gente de otras nacionalidades, aprenden o perfeccionan un idioma, les da el aire del norte de Europa y a los del Norte los baña el cálido mediterráneo. Viven y estudian. Ahora sólo irán seis meses, también dicho sea de paso para disgusto de algunos padres. Piénsese que los que tengan vástagos del tipo zangolotino no puede quitárselo de enmedio un curso completo. Esto no fomenta lazos duraderos, ni movilidad. Esto más que un Erasmus va a ser un garbeo. Viajar ensancha la mente y cura el nacionalismo, la garbancería y la catetez. Si los gobiernos de izquierdas de Cataluña hubieran sido previsores habrían redoblado los estímulos para que la chavalería del lugar viera mundo y se lo pusiera por montera. Veríamos a lo menos recortado en un veinte por ciento el número de independentistas. Por contra, en vez de montera se ponen barretina y se creen, sin espíritu crítico, no todos, que España invadió Cataluña en el XVIII y otras zarandajas. Es la segunda vez que metemos la palabra zarandaja en un artículo dominical. A la tercera se va a convertir en costumbre y lo mismo viene un reglamentista y aduce que la costumbre es el paso previo a la ley y nos obliga por decreto a utilizarla siempre. Un reglamentista como Wert, que ha permutado el sistema de becas y ha dejado sin ella a un buen número de estudiantes. Pero todo con su mejor sonrisa, oye, con ese gesto de compañerete de pupitre en sucursal bancaria de provincias que vuelve de tomar el cortadito de la mañana. A Wert le está robando protagonismo Gallardón, que ha resultado ser un poco ultra y patrocina leyes que rechaza Le Pen. Pero quien tendría que venir es la de Empleo, a ver in situ el desastre, 32 por ciento de paro. Y ellos hablando de entelequias y unicornios. O sea, un auditorio.