Al Sevilla -o mejor al Betis- le ha metido un gol el Málaga por toda la escuadra en Marbella. Podría ser un titular para la foto de Susana Díaz inaugurando en Marbella unas jornadas sobre el modelo territorial. La presidenta andaluza aparece flanqueada por personajes que arrastran su imagen pretendidamente renovadora hasta el abismo del Medioevo político, con un aura de mausoleo de ladrillo visto, más que visto, de fondo.

Pero el falso titular no sería del todo cierto, ni del todo falso. En realidad, del Málaga CF no era ninguno de los «jugadores» de ese extraño equipo de la foto, por seguir la broma, más bien se daban cita en el Andalucía Lab expolíticos de Sevilla como el expresidente Escuredo, Juan Espadas, exconsejero (aún en activo como portavoz socialista en el ayuntamiento sevillano), el exconsejero Montaner (que aún brilla con la discutible gloria de ser el hacedor del Hotel Senator, quizá el último mamotreto ilegal del gilismo taponando el final de la avenida Ricardo Soriano) o el que fue gerente del Urbanismo hispalense Manuel Marchena, actualmente imputado en el caso Mercasevilla.

Quién organizó el encuentro convirtiendo a Susana Díaz en la aparente capitana de ese equipo. Me cuentan que ha sido alguien del PSOE en la costa como sin darle importancia al patinazo, como si un gabinete en condiciones no debería controlar más y mejor estas apariciones en portada de la presidenta. Alguien de la costa como sin pensar en el coste, de imagen, que hace que quien lo haya organizado poco importe. La foto se ha convertido en la escenificación de la vuelta al ladrillo, de una salida desesperada y repetida a la crisis, de una impotencia política, de una rendición, como ya empieza a expresar IU. A quienes esperan que el mensaje regenerador de Susana Díaz no sea de boquilla, la escena de la flamante presidenta rodeada de rostros amortizados y algunos controvertidos les ha resultado valleinclanesca.

Bien es verdad que el cartel que promociona las jornadas aportaba cierta luminosidad y tonos azules mediterráneos al acto. Pero mal es verdad que el cartel aporta también una muralla de rascacielos en cuatro fases que ocultan la sierra que se vislumbra detrás, precisamente cuando se acaba de superar una controversia ciudadana contra la reforma del PGOU marbellí que permite la construcción de algún «edificio emblemático» de muchos pisos, o sea, de rascacielos, en el modelo residencial casi horizontal y ajardinado que más vende de Marbella. Y una autopista que se eleva como un largo puente sobre el mar hasta los rascacielos que me ha recordado a aquel proyecto que presentó el PP en Málaga, cuando fue elegido Elías Bendodo presidente provincial del partido en noviembre de 2008. El PP propuso entonces construir un puente de 11 kilómetros por el mar desde el Guadalhorce al arroyo Totalán. También recuerdo la famosa isla artificial que Gil quería construir como en Dubai. También