De cháchara con algunos cofrades en una de esas tardes de torrijas tocadas con el olor a azahar y caca de perro que nos regalan las tardes malacitanas, mojando con fruición en el café, comenzamos a delirar, seguramente producto del exceso de azúcar de los bollos cuaresmeros. Tras el primer medio kilo de torrijas per cápita, comenzaron a surgir términos para incluir en aquel Diccionario Neocof o Wikofradía, la versión cofrade de la Wikipedia:

Alcohólicofrade: Especie clásica, clásica. No se van a extrañar si les digo que es el clásico cofrade de: «Después de [introduzca evento cofradiero] nos echamos unas cervezas, ¿te hace?», pero se le «olvida» ir al citado acto y aparece exclusivamente al bebercio del fermentado gaseoso.

Apaticofrade: Persona, animal o cosa -por aquello de su actividad- que está tan jartito de ver lo que se ve en las hermandades que ha decidido dar un pasito al lado, poner el culo contra la pared y ser un vegetal cofrade. La apatía le ha ganado la partida frente a la ilusión de sus inicios como cofrade. No te mires al espejo, tú.

Maníacofrade: «Yo no entiendo por qué han tenido que cambiar la candelería este año, si la Virgen iba áureamente iluminada con la doble media luna», podremos escuchar de un maníacofrade que es capaz de descubrir ese -¡justo ese!- anthurium mal colocado en la jarra de los cultos que hay a los pies del San Juan. No se acerquen, muerden. O lo que es peor, dan mucho calor porque piensan que contándotelo a ti, que te da igual, pueden cambiar el transcurso del mundo.

Maricofrade: No sean mal pensados. El maricofrade es un muchacho -barra a- que tiende a referir actos o efectos de otros cofrades. Una perlita que es capaz de poner de vuelta y media a una hermandad de principio a fin y terminar con un «€ y eso es lo que dice Fulanito».

Meteofrade: Véase la columna Meteocofrades de Moraleda y Trajftitovski del jueves 19 de marzo.

Coda: Gracias a mis buenos amigos cofrades. Os espero en un pregón plagado de apaticofradismo... I'm waiting for it.