El delegado de Turismo, Educación, Cultura y Deportes deja la cancha municipal cuando el primer edil iniciaba el acelerón hacia las elecciones locales. Este exsenador reconvertido en concejal no congenió con su jefe Francisco de la Torre, cuya principal característica es que delega sin delegar. Eso no encajaba con el político Damián Caneda, empresario millonario, exdiputado, exsenador, exdeportista acostumbrado a pisar los alfombrados suelos del Senado, y ahora exconcejal. Reúne su delegación a cuatro importantes departamentos, que están directamente vinculados a la economía de la ciudad. A las puertas del verano, donde turismo y festividades culturales son el eje, el espigado exjugador de baloncesto, deja la política, uniéndose al grupo de dimisionarios que tal parece la nueva plaga española.

La marea venía agitándose cuando Caneda amenazó con irse a comienzos de este año. Le pidieron tiempo muerto, que él, recordando la cancha de las cestas, admitió. El cálido clima malagueño, que ya sopla en la Casona del Parque le ha parecido el minuto exacto para notificar su dimisión, dando por terminado el juego a mitad del partido. Su anuncio se produjo en el Pleno del pasado jueves, a escaso mes y medio de la Feria, acaparando titulares y conjeturas. Un sorpresivo movimiento con la pelota en el aire, que deja colapsado al equipo del alcalde, ya que para ocupar esa concejalía con cuatro frentes a la vez, no sobran concejales. Los ojos miran hacia Mario Cortés, actual portavoz, que saltó al ruedo grande cuando salió, por imperativo legal, el anterior vocero, Diego Maldonado. Hay que recordar que el vice-portavoz era Caneda, quien no fue elegido, pues ya el alcalde no confiaba en él, desde hace poco más de un año. Eso, fijó el punto de inflexión. Las espadas han estado desenvainadas desde entonces.

Se han ido sumando desencuentros. El caso Raqueta, un embrollo de adjudicación administrativa, que enfrentó recientemente a Caneda con Urbanismo, y que ha quedado en el oscuro callejón de la opacidad. El hecho de que Caneda haya abrigado la secreta esperanza de ser el candidato a presidir la alcaldía, tras recorrer los cuatro años preceptivos de esta jornada, que no le han dejado acabar. A Caneda no le salió bien su proyecto, y como él mismo ha declarado «hay un cambio de época», sabe que es la era de los chicos cuarentones, esos que en el PP y en otros partidos vienen empujando a la generación de la transición. Sólo algunos dinosaurios vacunados contra el paso del tiempo político resisten en las trincheras de algunos cargos, como el primer edil malagueño.

Se abre el melón de los reacomodos edilicios. Queda vacante un primer teniente de alcalde muy goloso, pues da lustre cultural, glamur turístico, medallas deportivas y loas educativas. El mejor colocado es Mario Cortés, aunque darle todo ese paquete, además de nuevas tecnologías y la portavocía, que ya ejerce, sería demasiado. Tiene el aval firmado del presidente del PP/Málaga, Elías Bendodo, pues forma parte del clan juvenil pepero. También el apoyo del alcalde, que puede barajar otras opciones, como sería partir la tarta de esa concejalía en varias porciones, todas suculentas.

Entra la siguiente en la lista, Eva Sánchez Teba, actual directora del nuevo distrito 11/Universidad-Teatinos, una zona cuyo cuidado y orden en la circulación de vehículos, por ejemplo (recorren esas avenidas a gran velocidad) está descuidada, ya han atropellado a varias personas. Tal vez la premien dándole la medalla de concejala delegada de un territorio que dice conocer, aunque no lo demuestra. Dividir la concejalía de Caneda no parece ser lo más indicado ni práctico, aunque desconcentrarla sería una jugada típica del alcalde que no confía ni en su sombra. Tiene a la mano a su círculo más allegado, aunque tendrá que acordarlo con Bendodo: Julio Andrade, Luis Verde, Elisa Pérez de Siles, el citado Cortés y, tal vez, alguna sorpresa como el enroque desde la Diputación de Carlos Conde Jr. colaborador estrecho de Bendodo.

Caneda ha sido una rara avis en este entorno de concejales de medio pelo, muchos sin profesión conocida y otros graduados, pero sin ejercicio profesional alguno. La mayoría afincados en el «yes sir», ante cualquier duda. Sin nervio propio, sin iniciativas, sin riesgos, toreando siempre tras la barrera del aparato. Caneda, fue lo que en política llaman un «verso libre», no rimaba con los endecasílabos calderonianos del alcalde, se salía del guión a menudo. En una ocasión planteó mover la Feria a septiembre. Una herejía, no conoce a esta ciudad conservada en formol. Le fueron abriendo cortafuegos, seccionando sus aspiraciones, se lo pusieron difícil desde su partido. Tuvo que coger la puerta tras tres años sin hacer caso de las rígidas líneas de la alcaldía.

*Carlos Pérez Ariza es periodista, escritor y profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación

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