En un colegio de Málaga (García Lorca), a los nueve años, empecé mi vida deportiva en el mundo del baloncesto, y digo mi vida porque lo ha sido y lo será siempre. Como dicen muchos entendidos, «cuando ya te estás por morir recuerdas en los últimos momentos toda tu vida». Pues esto es muy parecido. Tomas la decisión de dejarlo definitivamente y vuelves a recordar tus inicios y toda tu vida de jugador.

Lo dejo porque definitivamente no puedo más con mis rodillas, sobre todo la izquierda. Si no hubiera seguido, no lo duden. Aunque los tiempos sean malos, el amor que le tengo a este deporte ha sido y será siempre eterno. Me lo dio todo. Cuando digo todo es todo: familia, ciudades, amigos, enemigos, dinero, lesiones, éxitos deportivos...

Hace aproximadamente un año, el 27 de septiembre de 2013, sufrí una lesión en mi rodilla izquierda en un salto en un partido con mi equipo. Desde ese momento he estado un año para intentar recuperarme y me sometí a dos intervenciones quirúrgicas más, de las seis que ya tenía en mi cuerpo entre rodilla derecha y espalda. Un total de ocho operaciones. No he encontrado nada de mejoría y no he podido conseguir entrenar ni un solo día, por lo que después de esto y de consultar a los mejores médicos de nuestro país (que me lo pintaban muy difícil, ya que era un problema de cartílago con un defecto osteocondral muy grande y sin posible cura), he decidido retirarme. Era luchar contra la naturaleza y como digo, a día de hoy, es imposible.

Han sido 26 años jugando al baloncesto. Desde los 9 años, que empecé en el colegio García Lorca de Málaga, hasta los 35 años, donde vuelvo al equipo de mi tierra y desde el que me he podido retirar. Ha sido un placer. Me hubiera encantado retirarme jugando pero las cosas y el destino vienen así. Siempre era de los que decía: «Me retiraré a los 50 años», pero... no pudo ser. Estoy jodido sólo por eso (jajajajaja).

Indudablemente, hay mucha gente a la que quiero dar las gracias. Me quedaría una noche escribiendo los nombres de todos, pero a los que quiero dar las gracias son a mis PADRES, que en las duras y en las maduras siempre han estado las 24 horas. Todo lo que he sido en el baloncesto ha sido gran parte a ellos. GRACIAS.

Me quedo con todo lo vivido, no desecho nada. El baloncesto lo ha sido todo para mí y lo seguirá siendo, pero ahora desde otra dimensión y espero que sea la de entrenador. Me gusta la cancha y si no he podido seguir saltando, corriendo y tirando, por lo menos intentaré enseñar todo eso y más. También aunque tenga mis títulos, toca ver e ir aprendiendo un poco el mundo del entrenador. La verdad es que cuento con cierta ventaja porque fui jugador pero no por eso seré buen entrenador, aunque lucharé para serlo.

Me despido como jugador con un ¡GRACIAS POR TODO, BALONCESTO!