Algún día tenía que llegar la derrota». Ancelotti reaccionó públicamente al resultado adverso en Valencia con la misma serenidad con la que afronta los éxitos. Aparentemente. No hubo recado en voz alta pero próximos al italiano aseguran que el enfado era manifiesto, no por perder, que es algo a lo que lógicamente siempre estás expuesto en el fútbol, sino por la forma, o mejor dicho por la falta de forma o de actitud que exhibieron algunos jugadores. El primero, Bale, señalado por el entrenador del Madrid en Mestalla con su relevo a falta de 20 minutos.

El galés es un futbolista de un impacto enorme cuando se trata de afrontar la portería contraria; de hecho, vive prácticamente de ello porque si no fuese por sus goles a ver cómo se sostendría en un equipo en el que su contribución al juego es tan escasa; de ahí que sorprendiese en particular la cantidad de balones que sus compañeros le dirigieron. Cuando Bale falla ante el gol, como hizo en Mestalla, se convierte en un jugador de lo más prescindible. Por eso llama también mucho la atención que al menos oficialmente la directiva del Madrid lo tenga en tan alta consideración, hasta el punto de que lo declara innegociable sea cual sea la cantidad que un equipo ponga sobre la mesa, para cortar de raíz el presumible interés del Manchester United por un futbolista que pretende desde hace tiempo.

Bale no fue el único, aunque sí el que más, que sale marcado del partido del domingo. En un choque en el que el Valencia hizo gala de un gran poderío físico en el centro del campo, tampoco James dio la talla. El colombiano tiene cierta disculpa. Su tono no es el más adecuado pues viene de una lesión. Con la entrada de Khedira, adalid del esfuerzo, el Madrid ganó control. Faltó entonces acierto en el remate, el que suele tener de sobra, pero las claves de los apuros que había sufrido ante el Valencia estaban claras.

La cuestión se centra ahora en qué hará Ancelotti ante el próximo partido, hoy, en la Copa, pues el rival viene a ser del tipo del Valencia. El Atlético de Madrid es también un equipo muy fuerte físicamente, como se dice ahora de los que gasta mucha intensidad, y que se le puede atragantar mucho a Kroos si no cuenta con ayuda eficaz como pasó hace un par de días. Con un centro del campo en el que también forma Isco, asimismo de poca fiabilidad a la hora de ofrecer un trabajo defensivo de garantía, sin delanteros muy comprometidos en la ayuda, en especial Bale, parece claro que habrá cambios.

Ancelotti sabe como nadie que para seguir en lo más alto no hay nada como insuflar sangre fresca y después de dos toques de atención, ante el Milán, aunque fuese en un amistoso, y el Valencia, las vulnerabilidades exhibidas requieren un tratamiento inmediato antes de que haya más tropiezos que lamentar por no encarar con la concentración y preparación debida los compromisos.