El PSOE reunió ayer a su ejecutiva federal en Madrid, en un miércoles que parecía lunes, en pleno inicio de la cuesta de enero. Uno imagina a los integrantes del citado órgano viajando somnolientos desde sus provincias, con kilos de más, luego de las comilonas navideñas. Pensando más en apuntarse al gimnasio o comer alcachofas o aprender inglés que en otra cosa. Pero fue llegar y que Pedro Sánchez los conminara a volcarse con los candidatos para las municipales. Qué cosa más cansada, un siete de enero, tener que volcarse. Cada vez que van a llegar unas elecciones, incluso antes, los líderes aconsejan volcarse y uno no puede evitar verlos a todos bocabajo o perdiendo la verticalidad o haciendo el pino por la calle. Si usted ve a un concejal socialista de su pueblo un poco inclinado estos días tal vez es que un dirigente se le haya volcado encima y le haya dejado chepudo o captidisminuido o con la espalda o los hombros chafados. Los socialistas quieren volcarse tanto en la calle que a lo mejor pierden en los despachos. Esto no es el fútbol y la victoria en los despachos es tan legítima como otras. Los del PP están todo el día en los despachos y los de Podemos se pasan el día en los despachos universitarios estudiando ciencia política. A populares no les va bien del todo, pero pueden ser la primera fuerza política. A los de Iglesias les va muy bien. Al menos en expectativas. Pero aquí lo importante es dar sensación de actividad. Aunque la principal de ellas sea la pelea entre Susana Díaz y Pedro Sánchez.

Claro que cuando Sánchez insta a volcarse, también está subliminalmente invitando a la ejecutiva y al partido a que se vuelque... con él y lo arrope en sus intenciones de ser candidato, y ganar, las primarias. Los miembros de la ejecutiva se dividen, entonces, entre los que le deben a él el estar allí y los que se deben a Susana Díaz o a otros virreyes del partido que son los que los han puesto ahí y que no comulgan con Sánchez. Las crónicas y teletipos sobre la ejecutiva se vuelcan mucho en que Sánchez insta a volcarse pero se ve de lejos que era un vuelque con poca sustancia, más bien para anunciar un calendario (habrá una gran convención socialista el 7 de marzo en Sevilla) y unas intenciones. En estos próximos días se espera que el PP también se vuelque o inste a volcarse a los suyos. De hecho, uno ve al alcalde ya estos días algo inclinado. Los de Podemos se están volcando en elegir líderes autonómicos. La política española huele a vuelque. Y huele ya; tiempo hace.