No todos somos iguales

La reciente marcha en París en repulsa a los yihadistas por los ataques producidos en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo y a la tienda Kosher, con un total de 16 muertos (10 periodistas, 2 policías y 4 ciudadanos) ha tenido una de las mayores asistencias de ciudadanos. Según algunas fuentes han superado el millón y medio de personas, en la que no han faltado importantes líderes políticos de Europa y de otros países, para manifestarse en solidaridad con las personas asesinadas y en defensa de la libertad de expresión. Resulta gratificante observar el apoyo político y la respuesta ciudadana a esta convocatoria. Sin embargo, cuantas atrocidades iguales o mayores a estas se están produciendo un día sí, y otro también, en tantos otros lugares del mundo, y que poca atención periodística y política se realiza en estos casos. No sé si es porque no son periodistas, o porque su vida tiene menos valor, o porque nos pillan un poco lejos. Sirva como ejemplo que alrededor de los días de terror en Francia, en Nigeria el grupo extremista islámico Boko Haram ha atacado 16 localidades de la ciudad de Baga, incendiando viviendas y asesinando a las personas que no consiguieron huir. Según fuentes del gobierno de ese país, se calcula que el número de muertos supere los dos mil. Ustedes compararán 16 muertos en París con 2.000 en Nigeria, el número de manifestaciones, la asistencia de personas y líderes políticos, la atención de los medios de comunicación a estos hechos, etc.

Plácido Cabrera IbáñezMálaga

Los peores criminales

Los periodistas de Charlie criticaron durante muchos años todos los fanatismos, a todos los criminales. Por supuesto, con su propio estilo y razones, de los que discrepo en ocasiones. Pero, incluso entonces, comparto lo que decía su paisano Voltaire: «No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». Un trágico pero muy valioso resultado de su trabajo es que su muerte confirma la importancia de sus críticas, al mostrar, a todos los que no estén voluntariamente ciegos, quienes son los que aspiran a ser los peores y, si pudieran, los criminales que dominen el mundo.

Fermín Espinosa RomeroMálaga

No estaban con el pueblo

Le Monde ha publicado la foto del engaño: los 50 dirigentes mundiales no estaban con el pueblo que pedía libertad en París. El diario muestra la reveladora foto que se hicieron, con cien personas al fondo, en una calle vecina a la manifestación. Podían haber alegado razones de seguridad, o su miedo, si se pueden distinguir ahí ambas cosas. Pero prefirieron, como casi siempre, intentar engañarnos, burlarse de nosotros, como de costumbre. Y como reprimen con dureza la libertad que proclamaban en París los dirigentes de Jordania, Turquía, Israel, Egipto o Mali. Y no seamos también nosotros hipócritas, citando sólo ejemplos lejanos. La OSCE ha condenado la falta de libertad de un país que expulsó a sus inspectores para que no pudieran observar una manifestación contra la monarquía, y que ahora tramita una ley mordaza contraria a los derechos reconocidos por las Naciones Unidas, pero cuyo presidente, prestándose encantado a ese engaño, tuvo la barba de ir a defender en París la libertad… de los franceses.

Javier Cobo AntónMálaga