Inestabilidad en España, por Felipe Seara Navarro

Estoy de acuerdo con el ministro de Sanidad en que Podemos representa un «factor de inestabilidad». Pero es muy pequeño si se le compara con la inestabilidad que origina la incapacidad y la corrupción del Partido Popular, que tan bien encarnaba Ana Mato en su ministerio, hasta tener que ser echada bruscamente de su cargo.

Su partido ha traspasado todos los límites aceptables en el periodo democrático, si se puede llamar aún democrático a un gobierno que ha incumplido todas sus promesas, ha manipulado la Justicia, y golpea en la calle a los ciudadanos, siendo por ello condenado por los organismos internacionales.

De ahí que los españoles, que no son tontos, prefieren más del doble -según el último sondeo- correr ese peligro con Podemos que resignarse ante la evidencia, confirmada día a día el desastre al que les está conduciendo el PP, culpable principal, según reconoce modestamente Pablo Iglesias, del auge de Podemos.

Xenofobia y racismo, por José Ramón Molero Durante

El racismo y la xenofobia son armas de destrucción masivas. Es triste ver como se aviva una noticia. Y si esta noticia lleva la tragedia humana pagada en sus entradas, de su cultivo brotará el más venenoso de todos los sentimientos: el odio entre los seres humanos. Cualquier acto de violencia me parece deplorable, vil y da un salto hacia atrás en la evolución de todos nosotros. Cuando hablo de violencia me refiero a los 44 estudiantes asesinados en México ,los 77 asesinados por un fascista en Noruega, las más de tres mil personas brutalmente asesinadas en Ciudad Juárez (México) como consecuencia del narcotráfico; ah, claro que esa droga se consume en EEUU y Occidente!, 191.369 muertos en 2014 en Siria bajo la connivencia de Europa y EEUU, y nada de esto ocupa el mínimo espacio en los medios. Ni siquiera es calificado ni relacionadas directamente con el terrorismo. Sin embargo, es más rentable despertar la xenofobia o islamofobia en Europa declarando una nueva cruzada contra los herejes sin pensar que en su propio sueño vive un veneno mortal para la humanidad.

Matar bufones, por Manuel Delgado Iriarte

Al matar a unos bufones, los terroristas islamistas han puesto al desnudo la debilidad ideológica de su sistema. Porque nadie mata a otro por decir tonterías. O se le ignora, o se le anula con argumentos racionales, no con traicioneros zarpazos, a lo bestia. Ellos y quienes les han apoyado han demostrado así que las críticas que sus víctimas les hacían eran mucho más serias e importantes que unas meras bufonadas. Ponían, en efecto, al descubierto que eran unos falsos seguidores de Mahoma, quien se quejaba, en una de sus viñetas, de que «es duro ser querido por idiotas».

Por supuesto, los bufones no aciertan siempre de lleno, como en el dibujo de Mahoma con una bomba en el turbante: él no fue un terrorista, aunque sí, en ocasiones, un guerrero. Por lo demás, Charlie criticaba también libremente a otras religiones, sistemas políticos, etcétera. Pero no pueden comprender el derecho a la libertad quienes intentan confesadamente hacernos a todos esclavos de su inhumana versión del Corán.