1) Estamos en guerra contra el yihadismo islamista, y también contra la islamofobia. 2) Perseguimos el terrorismo, y también cualquier acción contra los terroristas que no respete los derechos humanos. 3) Estamos en contra de las prácticas terribles del Estado de Israel, y a la vez combatimos el antisionismo. 4) Aunque acosemos sin tregua los excesos de USA en toda guerra en la que participa, nos guarecemos bajo su paraguas militar. 5) Denunciamos los sistemas dictatoriales, como el chino, pero vivimos a crédito de China, que acumula capital gracias a la dictadura sobre su proletariado. 6) Deploramos el fundamentalismo, pero somos adictos al petróleo de las monarquías fundamentalistas árabes. Ser europeo constituye una encomiable sutileza (casos 1, 2 y 3), amenazada por el nada sutil fascismo, y una formidable hipocresía (casos 4, 5 y 6), amenazada por el principio de contradicción.