Se ha abierto la veda si es que no lo estaba ya. Todas las escopetas a petardear a la presidenta de Andalucía como si fuera un pim-pam-pum de caseta de feria de pueblo. Hasta Rajoy ha salido de su mutismo para dar caña a Susana, evidenciando que Moreno Bonilla es una sustancia amorfa del que sólo se le recuerda su paso por el Gobierno de España, de la mano de Ana Mato, y el destrozo que hizo machacando a los dependientes. Susana Díaz ni se arruga, ni se esconde; yo diría que hasta se crece. Da la cara y asume con ideas claras su futuro aunque no sepa el resultado final de su medido reto electoral. Está convencida de que el pueblo andaluz le dará el voto para estar cerca de gobernar con mayoría suficiente, pero tendrá que recorrer los caminos de Andalucía y dejarse el alma si quiere conseguirlo. De entrada, ha cogido a todos sus adversarios con el paso cambiado. El más cabreado, Moreno Bonilla. Se le nota en la cara, sobre todo cuando arquea su ceja derecha (Rajoy lo hace con la izquierda). Hay algo a su favor: no saltará el caso Gürtel en la campaña electoral y la caída en picado del PP que dicen las encuestas estará por llegar.

A Izquierda Unida, aunque se vea obligada a decir lo contrario, le viene de perlas el adelanto electoral. Maíllo sabe que su principal rival, Podemos, está por organizarse en Andalucía (Lo hace a prisa y corriendo, con el morral lleno de las trampillas de Monedero y Errejón) y, además, todas las encuestas conocidas lo sitúan en el 8,5% del voto sin que le afecte el previsible revolcón que sufrirá Garzón (si no se une a Podemos) en las generales. Los guerrilleros de Izquierda Unida seguirán dando la tabarra pero saben que, al menos, podrán mantener el tipo y si son inteligentes, que yo no dudo, se dedicarán a vender su gestión en los tres años que han estado tocando pelo junto a Susana Díaz. Este gobierno de izquierdas ha hecho realidad que se puede gobernar de otra manera. Hay dirigentes de IU, algunos ya tocados de ilustres y bien ganadas canas, que analizan el panorama de la izquierda desde el resentimiento histórico y claman por una guerra personal contra Susana Díaz y cercar al PSOE hasta quitarle el aliento. Los beneficiados serán Podemos y el PP. El sorpazo es historia.

Dicho lo cual me van a permitir que hable de Rafael Rodríguez, el hasta ayer consejero de Turismo y Comercio. Un ejemplo de sensatez, seriedad y capacidad de trabajo, sin muchas alharacas, siempre en su sitio y rodeado de un equipo eficaz, preparado y solvente, con el profesor Vicente Granados a la cabeza, seguido de Francisco Artacho. No son alabanzas sin fundamento, porque a los hechos me remito. Nunca se ha gestionado mejor y con más rentabilidad el euro público, en campañas de promoción e imagen teniendo detrás a los profesionales que hay en la sociedad pública Turismo Andaluz, ejemplo de buena gestión. Y escribo esto en la mañana que la presidenta andaluza, Susana Díaz, podía alardear en Fitur de la Andalucía turística que ha sido capaz de sortear la crisis con el éxito que arrojan las cifras de crecimiento. Y ello se debe a Rafael Rodríguez y a su equipo. Políticos como Rafael Rodríguez hacen creíble la política.

P.D.- (1) Pablo Iglesias ha hecho una ronda por algunas televisiones. Su probada facilidad de palabra sigue creciendo, sobre todo cuando se le pisa un callo o dos (Monedero y Errejón). El líder de Podemos ha perdido la virginidad, se asemeja cada vez más a la casta, le ha tomado placer a la mentira o medias verdades y sale su hispano cabreo, al quedarse sin respuesta, cuando llama don Pantuflo al periodista Eduardo Inda que le saca de sus casillas. Iglesias y su bisutería.

(2) La juez Alaya ya está en campaña. Le va en la sangre. Que se vaya preparando el PSOE porque la juez no dejará de agitar el avispero de los ERE. Los «peperos» se relamen los morros. Lo último de la juez: enseñarle la patita al Tribunal

Supremo.