Se supone que la gente famosa que se cambia la cara lo hace para estar más joven y más guapa, pero es sólo lo que ellos piensan. En realidad lo hacen por puro cansancio. Si a todos nos aburre un tanto vernos cada mañana en el espejo (pero bueno, ¿aún sigues ahí?) podemos imaginar lo que le sucede al famoso, que se encuentra a todas horas en todas partes. Lo que explica más la vida es la inercia, y lo que explica la muerte es el cansancio, aunque la biología aún no ha dado con el secreto. Al famoso, encima, le capta la imagen todo el mundo, y se la desgasta todavía más. El famoso, al cambiar de cara, huye de si mismo, pues al ser sobre todo imagen, y no ocuparse mucho de lo de dentro, cree que esa imagen es él. Desfigurándose piensa que se da una nueva vida, pero el de dentro, cansado a su vez de que no miren para él, muestra su rencor convirtiéndolo luego en una mueca macabra.