Este fin de semana ha venido un tipo de fuera llamado Albert Rivera a decir que aquí debemos mejorar nuestras artes de pesca y controlar cómo se regala lo capturado. Muchos piensan que ha sido inapropiado, incluso un insulto o que ha venido de sobrado. No he vivido nunca fuera de Málaga, es más, no he vivido nunca fuera del distrito de Málaga desde el que les escribo. Si medimos el tiempo de una forma más allá del calendario, en estaciones, puedo decir que nunca más de dos cambios de estaciones seguidos me han cogido lejos del Guadalmedina, y cruzar el Guadalhorce me parece una excursión. Sin embargo, desde aquí, siendo una empresa pequeña, gracias al buen hacer e internet podemos trabajar en tres continentes y colaborar en proyectos en varias ciudades de España, en Perú o Costa de Marfil. En ningún momento me han dicho en alguna ciudad de España ni en otros países que vamos allí a colonizarlos ni a insultarlos. Simplemente hacemos algo bien y lo hacemos donde confían en nosotros. No he salido de Málaga pero es casualidad, nacer o vivir donde he nacido no me hace mejor. Conozco a gente de mi barrio que tiene menos en común conmigo que amigos que tengo en Singapur, así que no veo por qué debería defender ningún territorio ni ninguna bandera. Si nos sentimos orgullosos cuando nuestros aguacates de Trops conquistan Europa, ¿por qué no podemos acoger con humildad a alguien, que puede hacer mejor las cosas, cuando viene aquí? No quiero tener cortedad de miras. Por supuesto que estoy orgulloso de lo que hacen muchos andaluces, pero también de lo que luchan muchos paraguayos, faltaría más. Hay datos que demuestran que, después de 30 años, necesitamos ayuda para gestionar Andalucía, venga de donde venga. No quiero perderme lo que tiene Albert o cualquier catalán que quiera enseñarnos a los que queramos aprender. Yo quiero aprender.

*Enrique González de Gor es empresario