¿Cómo celebran el día del padre los hijos de madres solas? ¿Y el día de la madre los hijos de una pareja homosexual masculina? ¿Qué se le pasa por la cabeza, y el corazón, a unos padres adoptantes cuando tienen que responder a la pregunta de si aceptarían un niño con síndrome de Down? O, ahora que ya se aproximan los sobredimensionados saraos con motivo de las comuniones, ¿qué hacen los padres de un niño que no hará la comunión cuando la mayoría de los niños de su clase ya la preparan? La vida real está más ahí que en todos los titulares de la semana. Y algunos amamos profundamente la vida.

Nuevas familias

Haber moderado el Foro de Reproducción y Sociedad que ha organizado esta semana la Unidad de Reproducción y Andrología del Centro Gutenberg en Málaga me puso en contacto con ‘nuevos’ modelos de familia. Lo que me quedó más claro es que todos ellos confluyen en una cosa con las familias biparentales y heterosexuales que antes sustanciaban lo que entendíamos por ‘normalidad’, ese concepto tan peligroso en manos de quienes los utilizan para la exclusión y la desigualdad. Y esa cosa en la que coinciden es el amor por los hijos.

Maternidad retrasada

Muchos debates de calado surgieron en el foro, pero elijo uno que me ha preocupado. Las nuevas técnicas de vitrificación de ovocitos femeninos permiten a las mujeres preservar su fertilidad hasta el momento que deseen engendrar a su hijo. Nuestro país se encuentra en posiciones de salida en el ámbito científico europeo en técnicas reproductivas que han permitido una mayor libertad para las parejas a la hora de ser padres, fundamentalmente a las mujeres que se enfrentan al embarazo y a sus circunstancias durante meses. Sin embargo, esos avances no han tardado en ser utilizados por algunas empresas que se ofrecen a pagar incluso la congelación de óvulos de sus trabajadoras (la oferta de Google a sus empleadas en EEUU ya fue noticia, por ejemplo) para que no pierdan así «sus mejores años laborales». La paradoja es que la presión por mantener un trabajo está llevando a muchas mujeres a retrasar su maternidad, apoyadas en ocasiones en la posibilidad de gestación que les ofrecen los avances médicos, hasta edades que no están exentas de riesgo. Libertad y esclavitud en una misma probeta.

Dolorosa desigualdad

Ésta y otras desigualdades caracterizan nuestro tiempo. El empobrecimiento de la clase media y los altos índices de paro están debajo de casi todas ellas. La desigualdad que está provocando el empobrecimiento colectivo y el enriquecimiento desmedido de unos pocos ha hecho que ya no se piense en la desigualdad de género cuando se habla de desigualdad, como ocurría hace sólo cuatro o cinco años. Cuando hoy se habla de desigualdad la gente piensa en el desempleo de larga duración, en la reducción de los salarios y el tener que trabajar el doble y con miedo a perder el trabajo, en los contratos a tiempo parcial, en los obligados a ser falsos autónomos si o si, en quienes pueden pagar la sanidad privada para saltarse las listas de espera de la pública y en quienes no, en quienes pueden pagar las tasas para litigar y en quienes no, en quienes temen la llegada del recibo de la luz y en quienes ni saben que llega cada dos meses, en los desahuciados de manera legal pero injusta, en el florecimiento de los comedores sociales y los fondos buitres al mismo tiempo, en suma.

UPyD y Ciudadanos

Sobre la posibilidad de utilizar Europa como herramienta contra la desigualdad fui amablemente invitado por la formación UPyD en Málaga a un coloquio con la eurodiputada Beatriz Becerra y la periodista Berta González de Vega. Algo sí me quedó claro en ese encuentro. La mayoría de quienes militan en partidos pequeños mantienen la ilusión por cambiar lo que no funciona. Esa ilusión y las ganas de trabajar desde la ciudadanía son tan notorias como su ingenuidad en los usos y costumbres frente a la clase política más instalada. También comprobé el poco sentido que tiene no aglutinar en una sola opción de voto a quienes creen en esa denominada tercera vía que UPyD representa junto a Ciudadanos (al alza en los sondeos desde que se abortó el último intento de fusión de ambas formaciones con votantes similares). Pero las decisiones no son fáciles dentro de los aparatos y la adscripción a las siglas puede a veces con el sentido ideológico, moral y estratégico que tuvo esa elección en su origen.

Monedero

Parecerse a quienes critican es otro riesgo de las formaciones que podrían -aunque eso está por cuantificar en las urnas- asumir el relevo del actual casi bipartidismo político quizá caducado. Las largas declaraciones de Monedero ayer tratando de justificar sus contratos latinoamericanos, como un mitin, no se justifican por el hecho de que dio la cara y no compareció en plasma como Rajoy. Se puede ningunear, incluso despreciar a los informadores, pero no al derecho a la información. Ese derecho pertenece a la ciudadanía...

Porque hoy es sábado.