Hay familias que ahorran porque no se van de putas». La frase es del concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante, Antonio Ardid. Y la ha liado parda, claro. Bueno, vamos a decir «la ha liado» a secas, no vaya a ser que los pardos se ofendan. Ardid se ha disculpado en nota de prensa, ha hablado con medios de comunicación, ha pedido perdón compungido. Parecía sincero su arrepentimiento. El hombre dice que estaba hablando de que hay ancianos que han ahorrado toda la vida para comprar un piso al hijo, ahora el hijo no ha ocupado aún la vivienda y que esa vivienda no debe ser gravada con tasa alguna por estar vacía. Se debatía sobre un impuesto a la segunda vivienda. Dejando de lado que ha dicho una gran verdad (alguna familia habrá que haya gastado ahorros en burdeles, digo yo. O en coches o en filatelia o en viajes o negocios o edredones sudaneses), nos interesa del asunto la cruxifición a la que rápidamente no pocos, y pocas, querían condenarlo en aras de la corrección política, una plaga mojigata que cercena creatividad y nos deja a merced de inquisidores. Puaf.

El lenguaje, y más el político, ha de ser ejemplar y pedagógico, no ofensivo, ejemplificante. Pero parece que estamos en unos tiempos en los que los políticos han de ser robots rayanos en la perfección que han de descatalogar de su vocabulario cualquier cosa que no sea una frase hecha. Un tópico. A mi, con que no robaran, trabajaran ocho horas al día y fueran mínimamente eficaces, me bastaría. Me sobran la mayoría de sus discursos porque están hechos de esa lengua de madera de argumentario tan extendida. Otra cosa es cuando hay oportunidad de escucharlosa tumba abierta. Tal vez el éxito de Podemos se deba en buena medida a que hablan de manera diferente. Han exhumado el término patria, le han dado un nuevo significado a la palabra sistema, han sacado a pasear ´casta´. Se esté de acuerdo o no con ellos no se les puede negar renovación en el estilo. No sólo argumental. Parecen a veces filólogos, no polítólogos. También, claro, porque la han dado un nuevo significado a la alocuación ´dar explicaciones´: que la den los demás. Si viviera Tierno Galván no lo elegirían en primarias. Unos dirían que dice tacos, otros diría que le da mucho al latín. Buena parte del éxito de Gabilondo, Ángel, es que habla distinto. Ahí es nada citar a Kant en su discurso de proclamación. Vienen poetas a la política, como Luis García Montero, lo cual es bueno también, por ver si renueva el discurso metafórico, lírico, cotidiano. Aunque claro, los conservadores también son expertos en renovación de lenguaje/invención de eufemismos. Ya lo escribió Lakoff hace mucho: programa ´bosques limpios´. Y no era un plan de descontaminación, sino una iniciativa para favorecer un lobby industrial. Se iban a talar millones de árboles. Una putada. Uy, perdón.