Es una alegría asistir a programas como Levántate, que contribuyen a reducir la barrera generacional que desde siempre ha separado a adultos y jóvenes. Como saben, Levántate es un talent show musical de Telecinco presentado por Jesús Vázquez en donde compiten parejas de cantantes formadas por un hijo y uno de sus padres. El formato es el habitual en este tipo de concursos, con sus entrevistas, sus jurados, sus imágenes sobre los ensayos, pero la peculiaridad de que los concursantes sean madres o padres y sus niños da un aire nuevo y fresco al programa que transmite la existencia cada vez más extendida de un nuevo tipo de relaciones familiares que supera viejas diferencias. Da gusto ver a padres tan inmaduros como sus hijos, a madres que rompen a llorar ante la menor tontería que no emociona ni siquiera a sus propias hijas. Es reconfortante comprobar como hoy en día un adulto de cuarenta años puede tener tantos pájaros en la cabeza como sus hijos de diez años. Pocas cosas tan gratificantes como asistir al espectáculo de dos generaciones unidas en su fascinación y su falta de espíritu crítico ante el aplauso hueco y la fama basura que Telecinco reparte. Es hora de superar viejos esquemas familiares. Han quedado anticuados esos estilos de convivencia verticales y autoritarios en donde los padres demostraban tener más sensatez que sus hijos estudiantes de primaria, en donde las ideas irrealistas de los jóvenes eran moderadas por la madurez de sus padres. Superada la época en donde las generaciones mayores actuaban como modelo para las menores, en las familias actuales los adultos son tan ejemplo para los jóvenes como los jóvenes para los adultos. Las nuevas familias ya están aquí. Levántate es la prueba de que dentro de los hogares también se ha avanzado en los últimos años en la dirección del igualitarismo -del igualitarismo por abajo-, la democracia interna y la irresponsabilidad compartida de padres e hijos ante los espectáculos bochornosos que buscan hacer negocio jugando con su vanidad y sus ilusiones.